Injusto sería limitar las palabras de esta entrevista a lo que tiene que decir una persona que, desde la primera respuesta, devela una personalidad accesible y una mente con un discurso auténtico y disruptivo. Hablamos de Jimmy Vásquez, con quien emplear el enunciado de “uno de los mejores actores de nuestro país”, se queda corto y se convierte en una gran injusticia, pues el tamaño de sus sueños es solo superado por su tenacidad y el amor a su familia.
“Creo en la amistad, creo en la lealtad, en los valores, en la ética, en los principios, pero no creo en un ser superior porque me cuesta mucho, digamos que más que ateo, soy agnóstico porque en realidad sí hay un montón de cosas que no podría explicar, pero mi espiritualidad está enfocada en otro lado”. A partir de esta afirmación, el actor nos cuenta sobre Autosuperashow y cómo, a partir del humor negro, hace una crítica a la sociedad. “El fitness, la superación personal el Instagram, se están volviendo religiones, entonces, si no vas con la masa, eres el enemigo de la gente solo por pensar diferente. Los seres humanos somos de verdad, hay cosas que nos duelen, tenemos que agachar la cabeza y se nos ha castrado la posibilidad de decir que no estamos bien, que no estamos felices todo el tiempo, y eso hace parte de nosotros”, asegura.
Hacer reír se ha vuelto una pasión para este cucuteño que tiene una lucha constante para que no lo encasillen. “En Colombia relacionamos que el comediante es solamente el que cuenta chistes, este país tiene unos “cuentachistes” maravillosos, pero soy actor y hago comedia a partir de mis personajes, que me rompo el lomo creando como para que me encasillen y eso me da mucho miedo”. Allí surge una aparente contradicción de una persona que asegura que alguien no puede ser positivo todo el día, pero a la que, sin embargo, le gusta hacer reír y vuelve de esto una pasión.
“La felicidad son esos pequeños estallidos que logramos con trabajo, esfuerzo y dedicación. Si a ti te gustan las papas fritas y te pongo a comerlas 24 horas al día, ya no lo vas a disfrutar y en cierto punto deja de ser un placer y, en algún momento, se convierte en un castigo. Por eso si alguien me habla y en todo momento está en plenitud, realización, felicidad y alegría, esa persona me da una desconfianza grandísima, porque eso no puede ser, nosotros trabajamos para esos destellos. Por ejemplo, las carcajadas de mis hijos son un destello de felicidad para mí, pero no puedo tenerlo a todo momento porque tengo que trabajar para eso”, dice Vásquez.
Aunque todos conozcamos sus personajes y el reconocimiento que estos le han traído, niega que sea famoso. “Con todo el respeto que merecen mis colegas, yo no creo que en Colombia existan famosos. En un mercado de 48 millones de habitantes, de los cuales 14 o 15 millones solo ven televisión, y de todos ellos, el 1 % se acuerda de quién eres tú, eso no es ser famoso. Uno es popular. Famosos los que hacen parte del mercado de Hollywood, a ellos sí los conoce todo el planeta. Usted cruza la Frontera con Jimmy Vásquez y allá ni siquiera saben quién es ese”, afirma. No obstante, su popularidad le ha permitido darse sus “lujos” en el medio. Por ejemplo, en la concepción de sus personajes, los directores ya toman en cuenta su opinión. Y los productores, por contar con su participación en sus proyectos, le han permitido dejar tiempo para su otra pasión, el teatro. “Ellos -los productores de televisión- tienen que pensarlo dos veces para contratar a un actor que no para de hacer teatro, como yo, porque hay la condición de soltar al actor tres días a la semana, a las cinco de la tarde, eso no funciona así, pero conmigo, por fortuna lo hacen”.
Este año Jimmy hará su gira nacional de “Autosuperahow”, tendrá temporadas de “Cállate y escribe” y “Hay un complot 2”, obras en las que también participa, y adicionalmente grabará la versión internacional de “Las muñecas de la mafia”, hecha en su totalidad por colombianos y que será transmitida por Netflix. Y todo esto antes de mitad de año. Entonces, encontrar tiempo para su familia se torna difícil. “La verdad, siempre me debo sueño, aprendí a dormir poco. Por ejemplo, en vacaciones, hacemos desayuno en familia, vamos a la piscina, disfrutamos, juego con los niños, de modo que a las 6 de la tarde, cuando estén bien cansados, leamos una horita. Ángel está leyendo la novela de la película de Disney, “Coco”; y Rafaela, “Alicia en el país de las maravillas”. Después, una película y, mientras la ven, leo libretos de 7 hasta las 10, más o menos, luego hacemos un plancito suavecito con Claudia, mi esposa, y de ahí, a dormir. Este es, más o menos, mi plan para estas vacaciones”.
Su popularidad, el reconocimiento de su gremio y la plenitud familiar que está viviendo, hacen pensar que está tocando el cielo con las manos, pero este hombre tiene ambiciones que parecen oníricas en un país como el nuestro: “A los 50 espero estarme despidiendo de la televisión, aspiro estar haciendo una o dos películas por año, estrenar un espectáculo también cada año y estar enseñando, me encanta la docencia. Eso en papel, pero vaya usted y hágalo, pero, pues ojalá”.
Lo dicho, este hombre, lleno de retos, basa su felicidad en la acción constante, no para de moverse y multiplica las horas del día para trabajar, pues el tamaño de sus sueños es solo superado por su tenacidad y el amor a su familia.
Redactado por: Manuela Navarro – @alejonavarro_