Las estrechas calles de Guachené (Cauca) atestiguaron las pilatunas que hacía Yerry Fernando Mina González, un joven delgado que al correr parecía que se partía una pierna, con un cabello tieso que amortiguaba los coscorrones de uno de sus tíos y con un lado “aventurero” que lo llevaba a treparse en los árboles a comer cuanto fruto pudiera.
Vivió su infancia sin lujos, rodeado por amigos y familiares. José Eulises, su padre, y Jair, el tío que lo representa, vivieron de cerca el sueño de Yerry, quien desde chico tuvo la ilusión de jugar fútbol. Sin embargo, quería ser arquero, tal y como lo fue su padre. “Él se ponía unas medias en las manos, se tiraba a la cama como si fuera a atrapar un balón y le decía a la mamá que así tapaba yo”, cuenta José.
Generalmente se le veía contento, con una sonrisa en su rostro que lucía dientes perfectos. Aunque no siempre todo fue color rosa. En una oportunidad se le encontró llorando… Para su grado del colegio Jorge Eliécer Gaitán, de Guachené, no le iban a entregar su diploma, pues uno de los requisitos para recibirlo era estar vestido de forma especial y si no tenían dinero para la camisa y la corbata, mucho menos para los zapatos. Desconsolado y frustrado, estaba resignado a no recibir su pergamino, por suerte apareció César, quien se encargaba de darle coscorrones cuando no hacía caso. César se sintió con el corazón roto por ver ahogado en llanto a uno de los más pequeños de la familia, por lo que decidió regalarle la ‘pinta’ para la ceremonia.
Arley Mancilla, exjugador del América de Cali, fue la persona que vio el talento del joven dentro del terreno de juego. Mancilla se basó en la estatura de Mina para evitar que fuera guardameta, por lo que decidió que serviría más como volante de contención, por su longitud de piernas y facilidad en el juego aéreo. Le daba resultado, pero cuando un encuentro estaba a pocos minutos de terminar, decidía mandarlo como defensa central para cuidar el marcador, algo que al jugador poco le gustaba porque no se sentía cómodo siendo el último hombre: “Al ‘pelao’ no le gustó. Cuando le dije que bajara para que jugara los últimos minutos como central, noté que hizo un gesto de desaprobación, pero yo lo necesitaba ahí, por su estatura”, comentó Arley.
Desde joven, Yerry aprendió a trabajar. Se subía en la bicicleta de su padre y entregaba canastas por el pueblo. Obtenía recompensas de $500 y $1000, dinero que utilizaba para desplazarse a los entrenamientos. Tiempo después, Jair lo llevó a probarse con el Deportivo Pasto. Flabio Torres sintió gusto por el defensa, entonces entró a la plantilla profesional del equipo ‘volcánico’. Vivió en la carrera 24, cerca de la Universidad Santo Tomás, y fue hasta el 20 de marzo de 2013 cuando debutó en un partido por Copa Colombia ante Deportivo Cali; desde ese entonces no dejó la titular del club. A pesar de no haber salido campeón, fue protagonista y pedido por diferentes equipos de Colombia, sin embargo, antes de iniciar el 2014, César Pastrana, presidente de Independiente Santa Fe, lo contrató para el equipo bogotano.
Su debut en los ‘leones’ no tardó. Fue contra Águilas Doradas, en un contundente 3-0 a favor de su nuevo equipo. Jugó todo el torneo y era pieza clave. En cuartos de final fue cuando se reportó con su primer gol en Bogotá. Sacó un potente remate desde 20 metros, con pierna derecha, el balón se fue a media altura y entró por el palo derecho del arquero. Con Santa Fe conquistó una Liga, una Superliga y la Copa Sudamericana, además de haber anotado 12 goles, por lo que llamó la atención de Palmeiras.
En mayo de 2016 firmó con el equipo brasileño y tuvo un debut soñado contra el histórico Santos, pues hubo empate y Mina fue el autor del tanto de su equipo; allí logró conquistar un título y anotar 9 goles. Estando en Brasil, fue visto por José Néstor Pékerman para formar parte de la Selección Colombia. El primer gol que anotó con la camiseta ‘tricolor’ fue en octubre del 2016, contra Uruguay, en Barranquilla. Aquella tarde Colombia caía 2-1, sobre el final de partido, Mina recibió un centro y aprovechó sus 1,95 metros de estatura para cabecear y mandar el balón al fondo de la red, y, aunque bailó sólo porque el equipo buscaba ganar el partido, fue un gol que gritaron más de 45 millones de personas.
Para 2017, Colombia jugó un amistoso contra Camerún, aquella tarde la Selección se impuso 4-0 y el defensa se reportó con dos goles, que en esta oportunidad sí pudo celebrar con sus compañeros.
En enero de este año firmó con el poderoso FC Barcelona, espera celebrar sus goles bailando en el estadio Camp Nou acompañado de Lionel Messi, Luis Suárez, Andrés Iniesta y Sergio Busquets. Yerry buscará ganar la titular rápidamente en el Barça para seguir siendo pieza fundamental con la Selección, y, claro, para ser la ‘mina’ que más brille en Rusia 2018.
“Nunca antes había estado en Barcelona y, de momento,estoy enamorado de todo lo que veo”, Yerry Mina.
Entrevista: Andrés Chaparro Acosta