El sentido del humor es algo que caracteriza a los colombianos. En cada región tiene una expresión que lo registra a su manera y tenemos grandes ejemplos que hacen que en cada familia exista un miembro, o varios, que hacen gala de esta sensibilidad.
En el mundo del entretenimiento y particularmente en la radio y la televisión, se han visto ejemplos asombrosos, ¿qué tal los apuntes de Pacheco, de Juan Gossaín, de Julio Sánchez Cristo, la ironía de María Elvira Samper o la agudeza de Daniel Coronell, Daniel Samper o Vladdo? Sin dejar por fuera, claro, a los grandes exponentes de la comedia como Alejandra Azcarate y muchos más.
En este momento tenemos en el prime time de nuestros principales canales dos productos. En RCN estrenaron un reality para elegir al mejor comediante, con las talentosas Lorna Cepeda y Luz Amparo Álvarez, lo promocionan como el primer reality de comediantes en Colombia, pero la verdad no es el primero ya que sigo un formato muy similar en el canal regional Telecafé, que es la misma idea con recursos diferentes, aunque el rating no lo ha favorecido.
En Caracol estrenaron La vuelta al mundo en 80 risas, una gran idea que parecen dos. Por un lado, podría parecer una guía de viajes a la que estamos acostumbrados en los programas del canal Travel and Living, se muestran destinos de la mano de las presentadoras más bellas del país y le agregan la imagen de los personajes de la comedia que representan al colombiano ignorante, a través de sus caracterizaciones. Si bien resulta muy novedoso ver la experiencia de esta dupla entre un hombre caracterizado como alguien básico, maleducado y una mujer de mundo, muchas veces los comentarios son sexistas y dejan a las divas como simples acompañantes que les celebran los chistes ramplones.
Se entiende perfectamente que buscan un público popular, pero hasta las personas más ignorantes tienen una buena respuesta hacia la sofisticación. Este formato podría haber sido una manera de educar en cultura general, como lo hacen cuando llegan a otras culturas, producciones como el Desafío que logra ponernos en contexto con las culturas que nos muestran, y tal vez hubiera podido evitar mostrarnos un humor tan básico y evidente.
La idea de tener un set en vivo y las acertadas intervenciones de Santiago Rodríguez logran darle un aire contemporáneo al formato que es, indiscutiblemente, innovador, pero los chistes no me producen risa, como sí lo hacían, por ejemplo, productos como Dejémonos de vainas, Yo soy Betty la fea, Romeo y buseta o Los Reyes.
Escrito por: Sergio Barbosa