Pájaros de Verano: En el limbo entre la cultura y la codicia

“No puedes matar a ningún wayúu porque será vengado y pagará toda tu familia, no derrames sangre porque en ella está la vida, por eso cuando la derrames, cóbrala.”

Para casarse con Zaida (Natalia Reyes), Úrsula Pushaina (Carmiña Martínez), la madre y lider del clan  le pide Rapayet (José Acosta) 30 cabras, 20 vacas, 5 colgantes y 2 mulas. Para llevar tal dote empieza a exportar marihuana a los Estados Unidos. Años después Rapayet maneja un gran negocio del narcotráfico, siguiendo las instrucciones de Úrsula y Peregrino (José Vicente Cotes), el palabrero de su clan.

Tomado de Proimágenes Colombia

Empezar a ver Pájaros de Verano no es fácil, porque es un universo no conocido, no visto antes y para entenderlo hay que adecuarse a sus ritmos. Primero al ritmo del desierto guajiro, a su aridez y tranquilidad; segundo al de la lengua Wayuunaiki y tercero, al de la gente y las estructuras wayúu.

Dentro de ese mundo, cada cosa va tomando sentido y la historia se va tejiendo desde lo más íntimo de los wayúu, que es la mujer, hasta lo más sagrado, que es la familia y la ley de los antepasados. En un contexto que los lleva a la traición de sus costumbres y los pone en el limbo entre su cultura y la de la codicia: La Bonanza Marimbera de finales de los 60 hasta finales de los 70.

Ciro Guerra y Cristina Gallego como directores demuestran que las historias locales se pueden alimentar de todos las narrativas y géneros. Pájaros de Verano tiene la belleza de la tragedia griega, pero con la mitología y la cosmogonía wayúu; un tono muy a El Padrino de Francis Ford Coppola, pero en un matriarcado con la mística Úrsula a la cabeza; la acción de las películas del western con hombres guajiros que se enfrentan por el honor de sus familias y una historia no contada antes que trata el narcotráfico desde una mirada diferente. 

Es una película impecable y llena de detalles, tanto en la imagen como el sonido. Cuando Zaida hace la Yonna (baile típico wayúu), ella extiende sus brazos y el manto suena como si fueran las alas de un pájaro. Luego del completo silencio suena la melodía musical que se llama repique de tambor Kasha y la danza empieza. Así hay muchos momentos en los que la música wayúu es la que crea los grandes momentos de la película y le imprime un aire místico. 

El filme fue estrenada el pasado 9 de mayo en la edición 50 de la Quincena de la Realizadores del Festival Internacional de Cannes y está en todas las salas nacionales desde el 2 de agosto.

En conclusión, Pájaros de Verano es una película que todos deberían ver y que pocos podrían apreciar. Al igual que el trabajo anterior de Guerra y Gallego El abrazo de la serpiente, esta película se desarrolla en una cultura y bajo unas condiciones muy específicas que la hacen difícil, pero que para los amantes del cine será toda una experiencia.

Redacción:
Daniela Reyes Angulo