La vemos en Polvo Carnavalero, la nueva versión que actualmente se trasmite en televisión. A la actriz le lucen los personajes de comedia y dice estar satisfecha de haber podido elaborar, más a fondo, su rol de María José, en esta producción cómica y costumbrista.
¿En qué se parece María José, el personaje que interpreta en Polvo Carnavalero, a usted?
Somos personas bien distintas. Soy mamá y veo la vida de una forma un poco más madura, Majo todavía es inmadura para ciertas cosas. A pesar de que es una mujer grande, es caprichosa y todavía resuelve desde otro lugar las cosas. Somos súper – consentidas hasta la muerte, en eso, me parezco un poco a ella, de resto, somos personajes muy opuestos.
¿Y quién la consiente en la vida real?
Mi mamá, mis hijos y mi nana. Luz cuida a mis pequeños y a mí también. La adoro. Me manda mis onces, mi almuerzo, es muy consentidora. ¡Y eso me encanta! Soy la chiquita de la casa, la menor de cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres. Me echaron a perder (Risas).
“Lo he cambiado todo por amor”
¿Qué ha sido lo mejor de esta producción que, ahora, se llevó a la televisión?
Fue explorar un campo muy bonito y poder elaborar más el personaje, porque en la película el tiempo es muy corto y no tienes la posibilidad de explorar tanto el rol. Me brindó la posibilidad de hacer una interpretación muy real y aunque puede caer fácilmente en un cliché, me cuidé mucho de eso. Majo, a pesar de sus shows y sus caprichos, tiene mucha credibilidad y eso me gusta. El equipo de trabajo ha sido maravilloso. Rafael Zea es un excelente actor y hemos hecho una amistad superchévere. Johanna Cure también. Patricia Tamayo es una señora actriz y creo que todos hemos aportado para que los personajes se vean creíbles y reales. Y eso a la gente le agrada, porque se identifica un montón con ellos.
¿Cuál es el elemento más importante de una buena actuación?
Cuando uno está fingiendo, o impostando algo, pues no se logran muchas cosas. Entonces, cuando tú realmente lo sientes y logras darle matices de realidad al personaje, es una maravilla. Y además, la disciplina en este campo, la gente no la conoce. Es importante, por los horarios, porque tiene una exigencia y una constancia. Hay que trabajar jornadas que son muy largas y siempre estar dispuesto y bien, porque finalmente uno ama lo que hace.
¿A quién le heredó esa vena artística?
Dios siempre pone su mano en lugares misteriosos. Más que decir que viene de sangre, es un don que me fue dado. Lo empecé a trabajar, lo exploré y me encanta lo que hago. Vino por ahí, un regalito del cielo que me enviaron.
¿Cómo fue esa experiencia de haber posado ligera de ropa en una revista?
Yo creo que es una etapa que todos los seres humanos pasamos y es de inmadurez, por decirlo así, o no de inmadurez… Pasamos a una etapa de buscar otros lugares, donde uno se pone como profesional, como mujer. Me encantó estar en Soho y fue una portada maravillosa, con Raúl Higuera, un gran fotógrafo. Siento que tuve la confianza de todo el equipo para hacer un buen trabajo y ahora estoy en otra etapa de la vida. Ahora vienen otros retos. Todos estamos en evolución y los nuevos desafíos vienen de acuerdo a lo que yo quiero en este momento de mi vida.
¿Si le propusieran salir, de nuevo, desnuda en otra publicación, lo haría?
No volvería a salir desnuda. Fue una etapa que quemé. Se hicieron fotografías divinas, pero estoy en otro momento.
¿Cuál era su mayor sueño cuando era niña?
¡Uh…! Soñaba con muchas cosas…
¿Quizás pensaba en ser una gran modelo?
¿Sabes que no me gustaba mucho? Y mis papás me metieron a los 15 años a modelar en Stock Models. Al principio me parecía como chistoso, y decía, “pero qué hago acá.” Después comencé a cogerle gusto y me salí por el lado de la actuación. Empecé a descubrir y a explorar, porque soy artista ciento por ciento. Amo esto, más que el modelaje, que también me parece muy lindo. Hice campañas muy bonitas y las recuerdo con mucho cariño y gratitud, pero realmente el arte es lo mío. He tenido cambios físicos fuertes. En Vecinos era rubia, luego lucí el cabello negro, cuando filmé Secreto de confesiones, y un cambio chévere fue el personaje de una agente de la DEA, en La viuda negra dos. Explorarme físicamente, por dentro, me parece un buen trabajo.
Estuvo presentando deportes en Fox Sports. ¿Cree que las mujeres han roto ese mito de que no sirven para desempeñarse en una labor deportiva?
Claro. Ahora se han roto muchos mitos de lo que pueden, o no deben hacer las mujeres. Los límites humanos los ponemos nosotros mismos y, a veces, nos quedamos estancados, porque es como si nos autosaboteáramos un poco. Fue una experiencia maravillosa lo que yo viví haciendo deportes extremos con Fox Sports. Este programa estuvo un año al aire y fue un éxito. Me divertí mucho con mis compañeros, porque éramos cuatro personas experimentando en su trabajo y sencillamente decían: “¿Hoy quién quiere hacer esto?”. Y yo era la primera, porque además me encantan los deportes. Hice rapel, descenso de cascada, paracaidismo, parapente, ¡y creo que estaba tan bien afrontar mis miedos y superarlos! Porque la primera vez que me tiré en paracaídas, me «paniquié» y la segunda vez, lo hice por reto. Pero fue una experiencia maravillosa y siento que uno debe explorarse para conocer sus límites.
¿Qué tiene de santísima?
Nada. Yo creo que la única santa es la Virgen. Soy un ser humano que ha decidido vivir la vida de la manera más plena y bonita. Que ha resuelto asumir su vida, tomar las riendas y sentirse cómoda con lo que hace. Y explorar la vida, y a medida que uno va viviendo, va mirando en qué lugar se quiere poner. De santísima tengo una Virgen en mi cuarto que es la de Guadalupe.
¿Y es devota de ella?
Sí, soy muy devota. Cada vez que voy a México, mi primera parada es la Basílica de Guadalupe.
¿Qué ha sacrificado por amor?
He sacrificado mi cuerpo por amor a mis hijos. Cuando tuve mis hijos fue una maravilla y para nada me mortificó el tema de cambiar mi figura. Uno sacrifica todo. Por amor a mis hijos, he cambiado fiestas por pañales. He cambiado banalidades, por cosas más profundas, por tratar de darles un camino y mostrarles algo bonito. Lo he cambiado todo por amor, y lo volvería a hacer una y otra vez.
¿Cuándo no está grabando cómo es su rol de mamá?
Trato de separar mucho el tema profesional de la vida real. Porque hay días que sale uno muy cansado de grabación, y tiene que llegar a su casa a ser mamá y yo tengo dos bebés. Hay momentos que siento que llego un poco cargada y digo, “espere un momento, voy a relajarme”. Estoy en casa con mis hijos, ellos no tienen por qué cargar con nada, de pronto, de lo que uno carga todo un día grabando, ni con el estrés, y eso… Trato de ser muy dulce y amorosa con ellos, porque eso lo guarda uno para el resto de la vida. Esa dulzura en la mamá, en su casa, lo guardan en su corazón para el resto de la vida. Trato de ser muy sweet con ellos, aunque pongo límites y lo hago claramente. Cuando tengo que ser rígida, lo soy, porque es importante ponerles límites desde chiquitos. Amo ser mamá. Tuve mi primer hijo a los 21 años, todavía estaba muy jovencita, pero ha sido de las experiencias que me han enraizado y más me han puesto los pies en la tierra.
¿Cuáles son sus secretos de belleza para lucir tan bien?
Gimnasio «ventiado». Salgo de grabar y voy y entreno 40 minutos, me cueste lo que me cueste. Como bien, lo que se me ocurre. Si me dan ganas de mi helado, o de mis postres, el domingo me como todo lo que se me atreviese, sin ningún problema. El rostro me la cuido mucho, tengo unos aceites naturales que utilizo; también utilizo mirra y otros secreticos de la naturaleza para cuidarme la piel. Lavarse la cara, es por décadas… Hay que llegar a desmaquillarse sí o sí, porque la piel carga un montón de cosas. En la mitad de las grabaciones, a la hora del almuerzo, me limpio la cara, la dejo descansar y luego vuelven a maquillarme. También utilizo un ácido hiaulorónico, que la hidrata superbien.
Por: Mottaalrojo