El tejo, este deporte tan tradicional en nuestro país, ha tomado tanta fuerza, que actualmente cuenta con su propio himno y una oración especial que se realiza antes de cada partida.
Según la historia, su primer nombre fue ‘turmequé’, seguramente haciendo honor al municipio boyacense. El juego de tejo se creó hace varios siglos entre Cundinamarca y Boyacá. En sus inicios, el objeto que se lanzaba era un pequeño disco de oro, sin embargo, con el pasar del tiempo, fue evolucionando y se reemplazó por una piedra y, posteriormente, por un objeto metálico cuyo nombre se conoce como ‘tejo’.
Este deporte se juega de forma individual o grupal y la calificación varía dependiendo de la cercanía en que el tejo haya caído respecto a la mecha, por lo que existen 4 formas para sumar los puntos. Ganará quien logre sumar, rápidamente, 27 unidades. Los puntos se obtienen así:
- Mano (1 punto), se obtiene cuando el tejo queda situado con mayor cercanía al bocín o aro de metal que se ubica en la cancha.
- Mecha (3 puntos), cuando el tejo logra contactar la mecha y se provoca la explosión de la misma.
- Embocinada (6 puntos), se produce cuando el tejo queda dentro del bocín sin explotar alguna mecha.
- Moñona (9 puntos), esta es la que más suma, sin embargo, al mismo tiempo, es la más complicada de realizar, ya que, para poder ejecutarla, es necesario dejar el tejo dentro del bocín y a su vez explotar la mecha.
Cabe aclarar que para sumar puntos, debe realizarse un lanzamiento directo, de lo contrario, sería una acción no reglamentaria, por lo que no es posible que el tejo tenga contacto con el piso o algún otro objeto extraño antes de que llegue a la greda.
Existen diferentes modalidades del juego: tejo, minitejo y ponytejo. En ellas varían las dimensiones de las canchas, exceptuando las de mini y pony. La cancha grande tiene una longitud de 20 metros, aproximadamente, por casi 3 de ancho, mientras que las otras dos, registran un largo de 8 metros y para el ancho, no existe una medida exacta.
Este deporte se ha popularizado con el pasar del tiempo y ha logrado mover masas a tal punto que actualmente cuenta con una liga oficial avalada por Coldeportes y el Comité Olímpico Colombiano. Dicha liga está regida por la Federación Colombiana de Tejo (Fedetejo) desde hace algunos años. Adicionalmente, este deporte se ha logrado expandir a un gran número de países en América del Sur y en Europa, en donde a raíz del entretenimiento que brinda, se han creado ligas o federaciones, tal y como se hizo en Venezuela.
En Colombia se realizan diferentes campeonatos que van pasando de ciudad en ciudad, uniendo personas y haciendo que el número de seguidores de este deporte crezca cada vez más, quizá con el objetivo de que, algún día, pueda ser tan popular como el fútbol, tenga grandes figuras y sea el centro de atracción en los medios deportivos.
Es normal que esta práctica se lleve a cabo los fines de semana, mientras se consumen diferentes ‘petacos’ o canastas de cervezas, sin importar su marca. Las famosas ‘polas’ no pueden faltar, y si están frías, serán el paraíso. Algo que tampoco puede estar ausente en la mesa es la famosa picada, en la que el aceite corre entre los diferentes tipos de carne que lleva este plato, como la longaniza o un chorizo, a los que se les pone limón con el fin de quitarle un poco la grasa y darles un mejor sabor.
También es normal ver a los niños pequeños jugando en el piso con un tejo, comiendo papas fritas y tomando gaseosa mientras sus padres y/o hermanos se divierten para pasar el estrés que les genera el trabajo. En algunas oportunidades, estos niños terminan más sucios que sus familiares, quienes duran horas y horas escuchando el ruido de mechas explotar, celebran tomándose unas cervezas, piden aguardiente, gastan la ‘ronda’ y, al final, llegan al hogar a descansar, pues al día siguiente hay que madrugar a trabajar y contar, con orgullo, la partida de tejo que se ganó o, por el contrario, para estar en silencio y poder pensar en otras cosas, si no se corrió con suerte y se perdió la partida.
“Al día siguiente hay que madrugar a trabajar y contar con orgullo la partida de tejo que se ganó”
REDACCIÓN: Andrés Chaparro Acosta