La primera película fue divertida. La segunda, adorable. La tercera es un desastre.
Meses después de lo sucedido en la anterior, Mavis (Selena Gómez) decide que Drácula (Adam Sandler) está demasiado ocupado y tiene que tomarse unas vacaciones. Junto Jonathan (Andy Samberg), Dennis y los demás monstruos harán un viaje místico en un crucero en el cuál Drácula se enamora de la capitana Ericka Van Helsing (Kathryn Hahn) quien lo quiere matar.
Hotel Transilvania es de mis películas animadas favoritas; es una historia de monstruos que no se había contado, los personajes son simpáticos, los chistes son inteligentes, es romántica y da lecciones implícitas sobre el racismo. Es de esas películas animadas que los papás agradecen, porque pueden ir a cine con sus hijos sin tener que pasarse hora y media de bobadas infantiles y que gente grande, como yo, disfruta como cualquier otra película.
Pero, tengo que confesar que mi desilusión fue grande al ver Hotel Transilvania 3. No sé qué le pasó a director Genndy Tartakovsky que con esta se desfasó completamente. Aunque la película está llena de chistes sin gracia y secuencias muertas, lo más decepcionante es que lograron que personajes adorables se volvieran fastidiosos.
El poderoso Conde Drácula es un adolescente enamorado que no causa ni risa ni ternura, Mavis es demasiado mandona, Winnie la lobita enamorada de Dennis es demasiado intensa, Blobby la cosa verde gelatinosa sobra y el peor de todos es Jonathan que pareciera que hubiera pasado por una lobotomía y haya quedado estúpido de por vida.
En conclusión, Hotel Transilvania 3 no tiene nada que ver con las anteriores, es aburrida y tonta. Sin embargo, los niños seguirán amándola.
Redacción:
Daniela Reyes Angulo