Falsos Tatuajes: Amor en la posmodernidad

La película del canadience Pascal Plante es simple, incluso absurda. Su profundidad o su simpleza depende de quien de la mire.

Con todas las cosas que median el amor, sus límites y des-límites, pareciera que es algo que ya no tiene mucho sentido. Pero, el amor no desaparece (nunca lo hará), sino que evoluciona con su época. Falsos Tatuajes es un retrato del amor del siglo XXI. 

Mag (Rose-Marie Perreault), una chica de 19 años, se acerca a Theo (Anthony Therrien), un chico de 18 años y le empieza a hablar sobre un tatuaje falso que tiene en el brazo, lo invita a una bebida y luego a su casa. Theo simplemente se deja llevar por el encanto de Mag, porque siempre parece perdido y tonto, algo que desespera un poquito, pero que luego es entendible.

No es una historia clásica de amor (o de anti-amor), no hay grandes conflictos, ni problemas que enfrentar, porque los problemas de los millennials son el vacío existencial, la «pseudointelectualidad», el formato en que se almacena la música y lo que suben a internet.

Rolling Stone

Sin embargo, dentro de esos pequeños problemas posmodernos existe profundidad y sentido, la que solo la gente de esa edad le puede dar. Para quien ya pasó por eso, la película no tendrá mayor relevancia.

La película participó en la muestra de Cine Canadá y su director Pascal Plante fue invitado especial. Todavía la puede ver en Cine Colombia Avenida Chile, Cine Tonalá, Cinema Paraíso

En conclusión, si usted es millennial puede que se sienta identificado. Si usted es papá o mamá pueda que salga diciendo que usted no dejaría que sus hijos se comporten así, aunque tal vez logre entenderlos un poquito.

 

Redacción
Daniela Reyes Angulo