Romántica, fuerte y erótica. La nueva película del director chocoano Jhonny Hendrix.
Candelaria (Verónica Lynn) y Víctor Hugo (Alden Knight) son un par de septuagenarios que están casi tan decaídos como la Cuba de principios de los 90 en la que habitan. En medio de este contexto gris, el amor, la complicidad y una videocámara los llevará a redescubrir una sexualidad antes inexistente.
Este filme lento y tambaleante al principio no parece ofrecer mucho. Dentro de sus escenarios hermosamente decaídos no se logra definir una narrativa más allá de la contemplación rutinaria de la vida de un par de viejos tercos que viven en la misma pobreza ideológica de toda la isla.
Es el tiempo el que va definiendo la grandeza de esta película, la cual, no reside en la historia – aunque sea bastante original, divertida y emocional – lo mejor son sus personajes, lo mejor es Candelaria.
Esa mujer es la que te mantiene al borde de la silla, siendo una pícara y sensual Afrodita adulta, una dulce madre de cuatro pollitos o una elegante cantante de boleros. Candelaria no se preocupa ni siquiera por contarse, ella nació para ser contada y Víctor Hugo es su narrador.
El mayor logro de Jhonny Hendrix como director fue crear personajes únicos; tan mágicos, pero tan humanos que lo que ofrecen no es su historia, sino una experiencia a su lado. Con Candelaria y Víctor Hugo se sufre y se llora en un relato que solo es posible por ellos dos.
En conclusión, Candelaria tiene una historia fuera de lo común que a veces pierde el rumbo en la repetición de situaciones muy emocionales que no la dejan avanzar. Pero ofrece un par de personajes que son totalmente dignos de apreciar, amar, odiar, reír y llorar en la pantalla grande. Totalmente recomendada.
Redacción
Daniela Reyes Angulo
