Múltiples carambolas, manos llenas de tiza, música para alegrar el lugar, comidas y bebidas, son algunas de las formas que amenizan la hora de jugar billar.

Este deporte tuvo inicio en las antiguas culturas egipcia y griega, sin embargo, hacia el siglo XVIII, en Europa, es donde le dan la forma con la que se le conoce hoy. El billar tiene diferentes modalidades para practicarse, pues existen aproximadamente 32 formas para desarrollar dicho juego, algunas de estas son: libres, cuadro, banda, tres bandas, rotación y cantadas.

Seguramente usted, que le gusta el billar y está leyendo esto, sabrá en qué consiste cada una, o por lo menos la mayoría. Si no es así, acomódese, se lo explicaré rápidamente.

Libres: sólo restringe series en los rincones, para lo cual se trazan triángulos (tras la segunda carambola, ha de salir del triángulo-rincón, al menos una de las dos bolas no jugadoras).

Cuadro: sobre la mesa se trazan líneas separadas por cierta cantidad de centímetros, formando cuadrados y rectángulos, en los que se establece la misma limitación que en los rincones de la modalidad «Libre».

Banda: se obliga a que la bola jugadora toque al menos una banda antes de tocar la tercera bola para completar la carambola.

Tres bandas: es obligatorio que la bola jugadora haya tocado, al menos, tres bandas, antes de completar la carambola.

Rotación: Las bolas deben ser golpeadas en orden numérico ascendente. Cada bola vale en puntos, su número impreso. Gana quien tenga más puntos al final.

Cantadas: consiste en meter una bola por turno y debe ser la que, anticipadamente, se ha anunciado. Si dicha bola se mete en otro agujero, no vale; si otras bolas se meten, tampoco.

Dicho juego es apto para que lo practique cualquier persona, esto sin importar el estrato, pues existen sujetos que viven en el lugar de más alta alcurnia y lo realizan solo por diversión, o como es el caso de José Juan García, un joven soachuno que, desde muy temprana edad, se trazó como meta llegar a ser un ganador en la modalidad ‘tres bandas’ y tomar esto como profesión. García dejó en alto el nombre de Soacha y de Colombia en 2013, pues ese año se consagró campeón en el Mundial Juvenil de Billar, en Grecia, en donde no tuvo nada fácil la final contra Chang Hae Jung, su rival. El colombiano miraba concentrado las jugadas del coreano, los puntos iban sumando y García se iba adelante con un resultado de 13-9; pasaban los turnos, el marcador cambiaba y al final, aquel niño que soñó con ser campeón del mundo en billar, lo lograba, pues se imponía 35-17 sobre Jung y así cumplía todo lo que un día pasó por su mente.

En Colombia se pueden presenciar diferentes eventos al momento de entrar a un billar, pues si uno llega y todas las mesas están ocupadas, busca con quién jugar el famoso ‘chico’ o el ‘pierde y paga’, en donde, a veces, va incluida la ‘barra libre’. Si usted está acostumbrado a jugar, sabe de lo que le estoy hablando, recordará alguna partida que haya ganado y en donde se fue feliz a su casa por jugar gratis y consumir bebidas ilimitadas, sin pagar una moneda. Pero por el contrario, si a la cabeza se le viene algún juego que haya perdido y en donde descompletó el dinero para pagar los servicios, sentirá algo de rabia y quizá se preguntará, ‘¿por qué aposté?

El ‘chico’ consiste en jugar a un determinado número de carambolas. Si ambos jugadores deciden incluir ‘barra libre’, irán pidiendo cerveza, gaseosa y/o frituras para acompañar la partida. Es normal que durante el desarrollo se llenen las manos de tiza, pues se debe utilizar para golpear con mayor precisión la bola y no hacer un penoso ‘escobazo’, ya que sus rivales le recordarán, entre burlas, que la tiza es gratis.

Dependiendo la ubicación del billar, se podrán encontrar hombres mayores que, por lo general, son los que mejor juegan. También es normal toparse con estudiantes universitarios y, por último, si el billar es oscuro y un tanto escondido, se verán personas cuya vestimenta es calificada por la sociedad como de alguien en quien no se puede confiar, alguien de quien pocos saben, pero todos critican.

Siempre ocurre algo gracioso: uno llega a buscar un ‘chico’ contra el que tenga menos pinta de billarista. Algunas veces se gana; otras, se pierde. Sin embargo, siempre quedan historias por contar.


Destacados:

  • El ‘chico’ consiste en jugar a un determinado número de carambolas. Si ambos jugadores deciden incluir ‘barra libre’, irán pidiendo cerveza, gaseosa y/o frituras para acompañar la partida.
  • Este deporte tuvo inicio en las antiguas culturas egipcia y griega, sin embargo, hacia el siglo XVIII, en Europa es donde le dan la forma con la que se le conoce hoy.

Redacción: Andrés Chaparro Acosta