En tiempos futuros, cuando las nuevas generaciones tomen conciencia del daño que le hemos hecho a las especies que conviven con nosotros en el planeta, es muy probable que nos hayamos encargado de que cientos de miles de especies se hayan extinguido.
Desde que nos convertimos en los máximos depredadores, se nos olvidó que debemos compartir el planeta. Hoy en día nos parece absurdo que durante mucho tiempo el combustible que movía barcos y generaba industria, se haya extraído de las ballenas a costa del sacrificio cruel de millones de estos gigantes del océano, y ni hablar del consumo de pieles que se convirtió en el epicentro de la moda y acabó con especies enteras de animales solo para adornar la vanidad humana y los mitos falsos sobre las hormonas de la bilis del oso, del marfil, de los colmillos de elefante o de los dientes de las fieras.
Es absurdo, además, el trato que reciben las especies que consumimos, la tortura de los cerdos, las vacas o los pollos, y pensar que se modifican algunas de esas especies para nuestro consumo, pasando por encima del dolor y el sacrificio de otros seres vivientes.
Las ratas son cruelmente perseguidas y asesinadas de la peor manera solo porque buscan comida en nuestros espacios; ni hablar del maltrato a los animales de carga o a los perros que prestan algún servicio. En muchas religiones y sociedades está prohibido consumir un animal y en otras, logran que el sacrificio no sea doloroso.
No debemos tolerar el sufrimiento de ningún animal. ¿Han pensado que la industria cosmética prueba los delineadores en los ojos de los conejos o los micos que son extraídos de nuestras selvas, para probar vacunas? ¿Porque pensamos que tenemos todos los derechos sobre los animales, también consideramos que debemos maltratarlos?
Los cerdos son seres absolutamente inteligentes y sensibles y deben llevar una existencia miserable.
Que este 2018 se convierta, desde donde podamos, en un punto de reflexión, para que, algún día, las nuevas generaciones puedan tener cercanía con los animales, que son nuestros compañeros en este planeta.
Escrito por: Sergio Barbosa