“Muchachos, por favor, bájenle al escándalo, algunos debemos competir mañana”. Así, Alexander Borja, puso sentencia en la habitación en la que se encontraba. De inmediato, primó el silencio. El ruido no era tan molesto como lo hizo parecer el tono de su voz, pero Borja era consciente del día que se avecinaba para los judocas antioqueños.
Alexander Borja es actualmente el capitán de la Selección Antioquia de Judo. Su recorrido, sus logros y su liderazgo, dentro y fuera del tatami (lugar de entrenamiento) le hicieron merecedor de dicha asignación, algo que no dimensionaba en el año 2008. Álex creció en el barrio Caicedo y desde allí llegaba, día tras día, hasta La Sierra, muchas veces, caminando, motivado por un deporte que, según relata él mismo, le dio un norte y lo alejó de los conflictos que atraviesan de forma cíclica las zonas populares de Medellín. Nacido el 5 de febrero de 1995, desde pequeño mostró grandes habilidades y capacidad de adaptación en la ejecución de las técnicas y demás trabajos que requiere este arte marcial y de combate que surgió en Japón en 1882. Esto le permitió vestir la camiseta de la Selección Medellín con la que prematuramente se coronó campeón.
Superado el ruido, Borja logró conciliar el sueño y el frío de la noche de Guatapé. Finalmente, el sol apareció y los deportistas se levantaron temprano. Álex se organizó, dobló cuidadosamente –como si participase de un rito– sus judogis blanco y azul (trajes de competencia) y los empacó en la maleta. Cuando todo el equipo estuvo listo, apareció su actual entrenador, Juan Esteban Ochoa, quien gritó: “¿Equipo, listos pa’ la guerra?”, a lo que todos respondieron con un grito espartano: “¡Au, au, au!”, y Borja no fue la excepción…
El primer maestro en impartir la enseñanza del judo en Colombia, fue el profesor japonés Teshio Watanabe, en el año 1955.
El coronarse campeón, representando a Medellín, le permitió acercarse a la Selección Antioquia, la élite del judo en el departamento. “Fue un cambio brutal, el nivel competitivo era totalmente distinto y me impactó la forma en la que se tomaban cada entrenamiento y la intensidad con que lo vivían”, recuerda Borja, con alegría infantil. Su primer campeonato nacional lo vivió en el año 2013, el calor de Cali no lo apaciguó y para sorpresa de aquellos que lo veían competir por primera vez, por fuera del departamento, se coronó campeón en la categoría sub 21 con, 18 años.
El coliseo central del municipio de Guatapé fue el encargado de reunir a los mejores judocas de todo el país. Delegaciones de Bogotá, Valle, Risaralda, Cauca, Santander y Antioquia, llevaron a sus mejores deportistas. Borja debía a enfrentar a los mejores, en los 81 kilogramos, del Valle y de Bogotá. Todo el trabajo físico se había hecho, Borja se movía ya con el traje de combate puesto y escuchaba a la psicóloga de la Fundación ADA, Ana María Álvarez, quien le repetía una y otra vez: “Pensar, sentir y actuar en una misma dirección”.
En la actualidad, la Federación Colombiana de Judo exhibe logros del nivel mundial, panamericano y regional, en todas las categorías.
El combate con Pedro Castro, del Valle, inició. Eran viejos conocidos y era inevitable ver el enfrentamiento con un tris de morbo. Alexander imponía el ritmo, mientras que a Castro se le notaba muy cansado, al parecer el cambio de clima sí le había afectado. El reloj seguía descontando tiempo, hasta que Borja logró lanzar a su rival. Todos enmudecieron y esperaron la decisión del juez… ¡Waza-ari!, decretó el árbitro (medio punto para el paisa), y el escándalo de la barra de Antioquia tronó en todo el escenario deportivo. Quedaban escasos segundos, Alexander se defendía y la pelea tenía como banda sonora dos coros: a la derecha coreaban, Antioquia, Antioquia, Antioquia; mientras que a la izquierda entonaban, Valle, Valle, Valle. El juez dio por terminado el combate y los paisas estallaron y corearon una y otra vez el apellido del ganador, mientras que este se organizaba su cinturón y su traje, sabiéndose ganador. Le dio la mano a su rival, luego un abrazo y salieron del tatami.
Meses después llegó el momento de los Juegos Nacionales, justas deportivas que se realizan cada cuatro años y son el equivalente a los Juegos Olímpicos del país. El rival a vencer era, otra vez, Pedro Castro, competidor experimentado del departamento del Valle. El segundo combate fue contra el rival de Bogotá. No hay mucho qué decir, Borja se impuso rápidamente y así aseguró su cupo a los Juegos Bolivarianos de Santa Marta 2017. Él no lo acepta, pero su alegría se hizo más grande al ser el único antioqueño que obtuvo el cupo.
El paisa sigue entrenando a doble jornada, dos horas en la mañana y dos horas en la noche. Alterna sus entrenamientos con su nuevo rol como entrenador en el ITM (Instituto Tecnológico Metropolitano de Medellín) donde dicta clases de judo para principiantes. En los Juegos Bolivarianos obtuvo medalla de plata y cuando se le pregunta cuál es su meta como judoca, después de una sonrisa, deja escuchar las palabras Juegos Olímpicos.
Redactado por: Duver Alexander Pérez – @duveralexperez