El respeto sigue siendo un misterio para la sociedad, es mejor, para muchos, criticar que pensar en la igualdad.


No importa cuántos mensajes se mandan al día por redes sociales, organizaciones y demás, acerca de la manera como nos debemos referir o tratar a los demás. Los insultos de nuestra clase política entre ella misma, ratones en el congreso, estudiantes golpeados, vándalos dañando todo, senadores insultando a los gritos, programas de humor que se burlan de las minorías, jefes acosando practicantes o personas inferiores, emisoras que piden ‘payola’, forman parte de  una manera de ver la vida en la que los valores no existen.

En medio de una tormenta de críticas llega a Miss Universo la primera mujer transexual, pero ¿qué hace la reina de Colombia, que no quedó de nada diferente a dejarnos mal con su actitud, criticándola? Para la organización de Miss Universo, obviamente, Ángela Ponce, la miss España, se convirtió en un símbolo y como tal la trató, haciéndole un sentido homenaje en medio de la transmisión vista por millones de televidentes del mundo, pero quitándole la oportunidad de competir, al no elegirla entre las semifinalistas.

Discriminar es algo que hacemos casi de  manera automática, llamamos negro o, peor, negrito, a nuestro compañero o conocido afrodescendiente solo porque tiene un tono de piel oscuro y luego argumentamos que lo hacemos de cariño; nos burlamos de Amparo Grisales solo por el hecho de que sea mayor y se vea fantástica, y de la misma manera, de las  personas que tienen nombres o apellidos diferentes; piropeamos en la calle o no dejamos entrar a hombres solos a un bar en donde, además, a las mujeres se les cobra menos.

La igualdad debe ser un principio, el ser correctos va más allá de simpatizar con nuestros compañeros homofóbicos o racistas, infortunadamente, los medios de comunicación masiva siguen alimentando la diferencia.

Sergio Barbosa