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Cuando un hombre decide aceptar el reto de ser papá tiene una responsabilidad muy grande, pues como guerrero, deberá salvaguardar a su familia. Pero, ¿qué pasa cuando la situación lo hace imposible? ¿Cuándo tiene que renunciar a todo, inclusive a que su hijo crezca a su lado por su mismo bien? El cantante de música popular, Jhonny Rivera, nos cuenta su dura historia que revela el verdadero significado de ser padre.
¿Cómo recibió la noticia de que iba a ser abuelo?
Un baldado de agua fría, nadie se lo esperaba, mi hijo, Andy, con 17 años, y su novia también. Decía que se sentía muy joven para ser papá, pero en ningún lado hacen curso para serlo, por eso le dimos la bienvenida en la familia. Me preocupé por la carrera de mi hijo, pensamos que le iba a afectar, pero como dicen por ahí, todo niño trae el pan debajo del brazo y la niña sí que lo hizo, porque le ha traído muchas bendiciones a la familia.
Dicen por ahí, que cuando uno es abuelo aprende a ser verdaderamente papá, ¿es verdad?
No aplicó conmigo, porque Helen ha estado muy distante de mí, ha estado más con la mamá, y como abuelo es poco lo que he podido estar con ella, lo bueno es que en el poco tiempo que compartimos me demuestra que me quiere, me dice “abuelito Jhonny” y es ¡la misma cara de Andy! Eso sí, es muy triste que no pueda compartir más tiempo con ella.
¿Como abuelo es alcahueta?
Sí claro, uno como abuelo quiere darle gusto a la nieta en todo, si quiere helado y no se puede, de todas formas, uno sí quiere dárselo, pero tiene una abuelita muy estricta y no me dejan, su abuela es la que pone los límites. Eso es bueno, que siempre haya un equilibrio.
El amor de padres es grande, ¿cuál ha sido su mayor sacrificio?
Pensando en su bien, haber permitido que él se ausentara. Él no podía estar conmigo porque iba a estar con alguien que económicamente le permitía mejores condiciones para estudiar y para ampliar su espectro sobre la vida.
Cuando era vendedor ambulante, ¿cómo asumía la zozobra de no poder llevar el sustento a su familia?
Sentía que tocaba fondo, no tenía ni ropa para vestir. Venía con unas deudas de un fracaso que tuve. Es algo que no le deseo a nadie, no podía dormir, tenía una intranquilidad constante, todo el mundo cobrando y uno sin tener con qué pagar. Llegué en dos ocasiones a pensar en el suicidio, afortunadamente ninguna se dio.
Cuando se encuentran en los mismos escenarios, ¿comparten tiempo o su vida profesional no se los permite?
Cuando nos encontramos en el escenario, sí compartimos y nos reímos porque no somos solo los dos, sino nuestros equipos. Buscamos cenar juntos, ir al gimnasio y trabajar para hacer realidad nuestros sueños. Como él vive en Medellín, me gustaría que volviera y ser socios, y poder disfrutar por lo que trabajamos, nuestra familia.
¿Alguna manía que su hijo haya heredado de usted?
Esa pregunta nunca me la habían hecho (risas), creo que es la de saludar a todo el mundo, hasta ahí bien, pero los dos lo hacemos como en secreto, hablando pasito. Y muchas otras, yo casi no lo detecto, pero la gente sí nos dice que nos parecemos mucho.
Lleva tatuado el nombre de su hijo, ¿dolió mucho?
Yo soy un opositor de los tatuajes, él me dijo que se iba a tatuar mi frase “ninguna estrella es alta para el que la quiera alcanzar” y le dije que si se la quería tatuar que lo acompañaba. Al ver el sufrimiento que tenía por tener una frase mía en su piel me pregunté: “¿y por qué no devolverle el homenaje?”, apenas terminó dije: “Permiso, hágame el favor de ponerme aquí, en el brazo, Andrés”. Todos pensaban que era un chiste pero no, no lo era.
¿Algún truco de crianza que nos pueda compartir?
Volver todo un juego, una vez Andy no quería hacer una tarea y la mamá lo reprendió durísimo, entonces, le dije: “Mijo, qué pereza hacer esos números, mientras me baño haga solo 10”, él me dijo: “¡Yo soy capaz de hacer más!”, lo motivé, sin saberlo, con una competencia. Cuando salí del baño lo felicité por esos números tan bonitos, le dije que había logrado el objetivo, ¡pero esos números le habían quedado horribles!, la verdad.
Un mensaje para los padres que leen la revista MásQver
Al momento de criar prefiero valorar lo bueno y no reprochar lo malo, siempre hay que hacerlo. Es que si hacen mil cosas buenas y no se les felicita, pero si hacen algo malo y se les reprocha, los niños nunca van a estar motivados, y ahí está la verdadera tarea de los padres.
Andy también nos comparte su paternidad con la hermosa Hellen.
Periodista:
Manuel Navarro