Un viernes de locos, Valiente y Lady Bird son ideales para un visionado conjunto porque recogen aquellos altibajos que existen en la relación de una madre y su hija.
Cuando se deben retratar relaciones en los lindes del séptimo arte, probablemente una de las más complejas es aquella que se tiene con la madre. Compleja porque involucra sentimientos intensos y determinantes que en ocasiones pueden ir en diferentes direcciones. Desde un amor profundo y de respeto, hasta incluso grandes confrontaciones que irremediablemente llevan a la incomprensión entre los pares. Las siguientes películas se caracterizan por recoger aquellos matices complicados que pueden existir entre una madre y una hija. Realizadas por diferentes personas y en distintas épocas de la historia, esta trilogía no oficial para el Día de las Madres, se enfoca en los altibajos que existen en la relación con los padres, pero sobre todo cuando están de por medio temas como la juventud y la responsabilidad.
Sin importar el género, un visionado de esta trilogía no oficial de películas, en una fecha tan especial como el Día de las Madres, podría ayudarte a comprender por qué tu mamá quizás exagere con sus imposiciones, reglas y cuidados.
Un viernes de locos (2003)
Probablemente una de las elecciones más obvias para hablar de películas sobre madres e hijas sea la comedia familiar Un viernes de locos (2003). Aunque el filme se mueve por los terrenos del cliché y además es un remake de una comedia de la década de los setenta, el encanto que le dio el director Mark Waters a la historia y el carisma de las actrices Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan, le han catapultado a un estatus de clásico sobre todo para aquellos que crecieron con esta modernizada versión.
El recurso narrativo del intercambio de cuerpos ha sido constantemente utilizado en el cine, pero su propósito en Un viernes de locos es el de consentir un viaje de descubrimiento y aprendizaje en la relación complicada entre una madre y su hija. A través de situaciones hilarantes y de la convivencia con otros personajes, tanto Tess como Anna aprenderán a amarse incondicionalmente y a valorar sus diferencias para convertirlas en ese nexo que les unirá para siempre. Cualquier hija incomprendida y cualquier madre con puño de hierro ablandará el corazón con esta película.
Valiente (2012)
Detrás de una deslumbrante animación y de valores técnicos impresionantes, las películas de Disney y Pixar siempre esconden dentro de sí una gran cualidad emocional que enamora a casi cualquier audiencia. Cuando Valiente, de los directores Mark Andrews y Brenda Chapman, arribó a los cines hace algunos años no muchos nos sorprendimos de encontrar que la película no hablaría sobre aventuras medievales, sino del fuerte lazo que existe entre una muchachita y su madre.
Al igual que en la película anterior de esta trilogía, Valiente de pronto sitúa a los personajes en situaciones en las que ambas deberán aprender a llevar una sana convivencia y en el proceso a entenderse la una a la otra. Cuando la Reina Elinor (Emma Thomson) es convertida en una enorme osa sin posibilidad de expresar palabra, descubrirá que su hija no es la muchachita irresponsable e inmadura que creía. A la vez que Merida le demostrará que sin importar los desacuerdos y las palabras hirientes que fueron dichas en el pasado, siempre estará dispuesta para sortear cualquier obstáculo para proteger y recuperar a salvo a su madre.
Lady Bird (2017)
La cineasta californiana tiene un talento especial para diseccionar las relaciones entre personajes femeninos y al mismo tiempo dotarles de mucha fuerza y decisión frente a los obstáculos del mundo. En Lady Bid es Saoirse Ronan quien encarna a una adolescente en medio del proceso de descubrir el mundo. Sus mayores frustraciones son el pertenecer a una familia con pocos ingresos económicos e injustamente recrimina a sus padres por ello. No obstante, su madre Marion (Laurie Metcalf) es una mujer iracunda y estricta que no se deja intimidar por los comentarios hirientes otorgados por su hija. En cambio le reprende constantemente y aquí sus confrontamientos son potentes y muy emocionales.
Mientras que Un viernes de locos es una comedia con situaciones risibles y Valiente es una historia situada en un mundo fantástico, la cualidad de Lady Bird en esta trilogía no oficial del Día de las Madres, y lo que la convierte en el cierre perfecto entre las tres, es su remarcado realismo. Gerwig construye en apariencia una coming of age, en donde la música, los vestuarios, los decorados e incluso el lenguaje son vestigios muy específicos de una época que constantemente evoca nostalgia. Sin embargo, el corazón impulsor de la película es la relación intensa de Christine (Lady Bird) con su madre. Las situaciones que sortean ambos personajes, así como sus discusiones e incluso los momentos conmovedores entre ambas, serán el catalizador perfecto para que cualquier madre y su hija pasen un momento muy especial frente a la pantalla.