Cuando hablamos de madres nos llegan a la cabeza ideas de santidad, abnegación, sacrificio, complicidad y un sin fin de características dignas de seres sobrenaturales, santos. Pues, aunque muchos tengamos en este concepto a nuestras madres, nos olvidamos de que también son seres humanos y que como tal, tienen cualidades y defectos.

Doña Graciela, la mamá de Jaime Garzón, en “Garzón vive”, representa una madre de carne y hueso. Resultado de esto es que los televidentes pueden sumergirse en la ternura del personaje, pero, abruptamente, caer en la indignación. Así, como el personaje, es la vida real, llena de seres humanos repletos de cualidades y defectos.

Graciela es un personaje difícil de entender. La revista MásQVer conversó con Carmenza González, actriz que asumió la difícil tarea de interpretarla. Hablamos sobre cómo entender este personaje y las enseñanzas que ha traído para ella y para los colombianos.

 

 

¿Cómo fue construido este personaje?
Construido con mucha información conseguida por los libretistas, ellos se entrevistaron con los hermanos de Jaime y con su círculo social, a partir de ahí pudimos acercarnos lo más posible a Doña Graciela. Fue muy difícil, porque la única referencia ciento por ciento veraz era la de un par de fotografías, no más.

¿Sí tenía ese carácter tan fuerte?
Hay personas que hacían parte de la historia de Jaime y fueron a las grabaciones, nos decían cosas como, “ella era mucho más brava” o “Doña Graciela era más amorosa de lo que la pintan ahí”; puedo decir que este trabajo lo hicimos con mucho cariño, y es muy difícil llegar a la verdad plena, solo podernos acercarnos a ella. He reflexionado que cuando van a hablar de uno lo hacen desde su punto de vista, es imposible definir cómo era ella, personalmente cumplo con darle humanidad, que sientan que es como cualquiera de nosotros.

¿La gente en la calle qué le dice?
(Risas). Es curioso, tengo un restaurante y una señora me abordó, me miraba con rabia y  decía, “huy cómo la odio, usted cómo es capaz de hacerle eso a Jaime”.  Es gracioso, porque la pasión que genera hace olvidar que solo soy la actriz que la interpreta, pero así mismo, hay gente que me ha dicho que ha llorado con doña Graciela toda la serie, me encanta que pasen tantas cosas, nunca me había pasado algo así con un personaje. ¡Nunca!

Para los colombianos ha sido difícil aceptarla, no saben si quererla o no, entonces, ¿cómo hacer para comprender a doña Graciela?
Si para los televidentes ha sido difícil, imagínense para mí interpretarla, pero me ayudó a pensar cómo fue criada. En esa época los padres solo sabían educar de una manera y ella es el vivo ejemplo de eso. Ella hacía todo desde el amor, pero no la comprendemos, porque así fue como la educaron. Antes el cariño no lo expresaban, solo lo asumían. Además, tuvo una vida muy dura cuando su esposo, que era menor que ella, falleció y no tuvo de otra que encargarse de sus cuatro hijos, cuando ella no estaba acostumbrada a trabajar. Creo que comprender por todo lo que ella pasó, hace que uno diga, ¡claro, con razón es así!

¿Y qué le ha enseñado?
Es curioso, me ha mostrado una realidad dura de nuestro país, que Colombia ha sido criada así, a la fuerza, a la mala. Cuando hicimos una escena donde Jaime le pasa un cinturón a doña Graciela y le dice que lo mate, porque sabía que le iba a pegar; muchas personas del equipo decían que así les pasaba con sus papás, que eran muy duros, lo curioso es que están agradecidos, piensan que si no fuera por los fuetazos, ellos no hubieran sido personas de bien.

En la actualidad ya no se usa tanto la violencia, ¿qué deben tener los jóvenes en la cabeza para entender a los padres?
Siempre he pensado que es más fácil para los jóvenes entender a los viejos que para los viejos entender a los jóvenes, es cuestión de tolerancia, la capacidad de flexibilidad de los jóvenes juega un papel fundamental, porque los viejos ya no tienen ese beneficio.

Su personaje pasa por las tres etapas conectadas en “Garzón vive”, ¿cuál es su visión de esta historia?
Desde mi lugar, puedo decir que es una historia de amor muy dolorosa entre Jaime y su mamá, donde él intenta que ella lo acepte y doña Graciela lucha contra él para que sea una persona de bien.

Su actuación está muy cargada de emociones, ¿cuándo vivió el momento más emotivo?
El día que se grabó la última escena con Cravis, fue durísimo para todos, no queríamos despedirnos de ella. Cuando terminamos de grabar, nos sentamos juntas y nos pusimos a llorar durante un buen tiempo. Diana Belmonte es un monstruo de actriz, lo que ella generó en todo el equipo, y estoy segura, en todos los colombianos, es inmenso. La publicidad nos muestra el cliché de la mamá como un ser sin defectos y ese pensamiento se generaliza y nos hace olvidar que ellas, nuestras madres, así como doña Graciela, son también seres humanos y que como tal, son complejos. Aun si los desatinos llegaran a predominar, asumámoslos, ellas son perfectas en su imperfección.

“Algo que pasa desapercibido es que doña Graciela nunca abandonó a su hijo, siempre estuvo ahí, eso es amor”, Carmenza González.

Periodista   @alejonavarro_
Fotógrafo   @oskralba
Maquillaje  @ivette.polanco
Locación     Restaurante Andante