Velar por un matrimonio, pensar en el crecimiento de tus empresas, velar por el bienestar de tres hijos, en fin, de solo leerlo agota, ¿verdad? Bueno, ‘Mari’ Manotas nos demuestra qué es ser exitosa en cada ámbito, y ser una mamá cinco estrellas.
Hay momentos en los que desearía tener la capacidad de detener el tiempo para, de este modo, cumplir con todas sus tareas y con cada uno de sus roles: mamá, esposa y empresaria. Al no hallar dicha fórmula mágica, Maria Alejandra Manotas, más conocida como ‘Mari’ Manotas, se ha convertido en una mujer 10; aquella que brinda amor a diestra y siniestra en su hogar, la que dirige sus múltiples empresas como la estratega más experimentada y la soñadora que anhela llevar sus diferentes proyectos a los escenarios menos pensados.
“Mi sueño más más loco en cuanto a mis empresas, es tener unas máquinas dispensadoras de mis productos de cabello en los aeropuertos”.
En una tarde de su ajetreada agenda, Manotas hizo un stop para que, a través de nuestras páginas, los lectores que la siguen, foto a foto, en redes sociales, conocieran un poco de lo que hay detrás de una de las mujeres más exitosas de nuestro país.
‘Mari’, ¿cómo te ha cambiado la vida con estas dos nuevas criaturas en tu hogar (Antonio y Agustín)?
Ha sido una experiencia superbonita. Son muy tiernos. Ser mamá es algo superlindo, pero, obviamente, es bastante demandante… hay cosas muy lindas: la hora de bañarlos, la hora de darles de comer.
Con ‘Mati’ (su primera hija) ha sido un poco complicado, porque hay que ponerles atención a todos, pero si uno se logra organizar, se puede hacer de todo un poquito.
Someramente, ¿cómo es tu rutina diaria?
El día empieza a las 4:00 a. m., cuando me levanto a darles de comer, y vuelvo y me acuesto. A las 7:00 a. m., vuelvo a levantarme a organizar a Matilde que se va para la guardería. Ya ahí empieza mi día. A las 11:00 a. m. les vuelvo a dar comida a los bebés y luego me voy para ‘Caoba’, que es la oficina de arquitectura. Luego, regreso a eso de las 4.00 p. m., y ya me quedo el resto del día con los bebés.
¿Cuál es la clave para dar abasto en tus múltiples funciones?
Creo que la formula está en que he logrado crear equipos de trabajo para todo. En mi casa tengo a Dianita, que es la que nos ayuda con las cosas del hogar; en la oficina de arquitectura consolidé un equipo de trabajo increíble. Cuando no estoy coordinando todo desde el teléfono, y con los productos para el cabello, también tengo un superequipo, donde cada persona tiene sus tareas, y yo las mías y, mientras todos cumplamos, todo funciona divinamente.
Si miras en retrospectiva lo que era tu vida y lo que es ahora, ¿crees que la Marialejandra de hace unos años se sentiría orgullosa de la mujer que es hoy?
¡Huy, sí! (sonrisa). Yo me siento muy orgullosa. Yo vengo de una ciudad pequeña. Me pongo a pensar que crecí allá, que luego me fui a vivir a Cali y que después aterricé en Bogotá, y he creado una historia en estos tres lugares. Me pongo a mirar hacia atrás y a recordar lo que hice en Palmira y pienso: “Juepucha, no sé en qué momento logré construir todo lo que he hecho y cómo he llegado a donde estoy”.
Siento que he construido tantas cosas, que yo misma me quedo aterrada de lo que he logrado hacer.
De todos esos logros, ¿existe alguno que digas: “y yo cómo logré esto”?
Sí, ser mamá de mellizos (risas). Bueno, esa es una de las cosas, porque siempre quise ser mamá, pero jamás imaginé que me tocaría la experiencia de dos al tiempo.
Yo creo que tener mi empresa de arquitectura fue algo que no pensé que fuera a manejar tan bien. Cuando estaba en la universidad, como la mayoría de gente, me preguntaba qué iba a hacer cuando me graduara, pero hoy, cuando veo que mi empresa lleva casi tres años, digo: “Juepucha, es increíble que la niña que hace tres años no sabía qué haría, hoy esté tan centrada”, a tal punto que a veces le enseño a otros compañeros de la universidad a emprender.
¿Y en el ámbito familiar?
Yo sé que uno tiene que disfrutarse cada una de las etapas de los hijos, pero me encantaría verlos ya de la edad de Matilde, y verlos jugar a los tres, correteando por toda la casa.
Para terminar, ¿te quedarás con estos tres hijos o quieres más?
Ya no más (risas). Antonio y Agustín fueron los últimos. Ya me puse el dispositivo para no tener más hijos. Ya esta fábrica se cerró (risas).
Alejandro Riaño dio el primer paso: invitó a Manotas a uno de sus shows, ‘Cada niño con su boleta’, coincidencialmente, la última función de la temporada, así que era muy importante, tanto que, al terminar el show, salieron juntos a cenar.