Margarita Rosa de Francisco y el cantante vallenato representaron una de las parejas más mediáticas y sonadas del Siglo XX en Colombia.
Margarita Rosa de Francisco y Carlos Vives llevaron adelante un matrimonio “fugaz” después de que se conocieran en la telenovela ‘Gallito Ramírez’, en 1988. A pesar de que desde entonces cada uno hizo su vida separado del otro, al día de hoy se sigue hablando sobre las causas y otras anécdotas que dejó su vínculo durante dos años.
La presentadora de ‘El Desafío’ y protagonista de ‘Café con aroma a mujer’ ha demostrado que dicha etapa ya fue superada y, por el contrario, se ha dedicado a proyectos personales que implican, como lo afirma, “un desarrollo para su vida”.
Entre sus proyectos estuvo la vida fuera de Colombia, pues se radicó en Miami y desde allí ha forjado esta nueva etapa de su vida postpandémica. No obstante, recientemente ´volvió al país que la vio nacer para dar entrevistas sobre su vida y allí conversó con el director de la Casa de Valle, el periodista y escritor Diego León Giraldo.
El entrevistador le consultó sobre el momento en el cual decidió irse a vivir a Madrid y alejarse de Vives. Esta respondió: “Venía muy cargada emocionalmente, me acababa de separar de Carlos y entre otras cosas, yo estando allá en España, Carlos ya venía como un tsunami invadiendo el mundo con su música, había conciertos que se anunciaban, conciertos de él por allá, era como si me persiguiera su fantasma por todos lados, me sentía supremamente sola y todo aquello que me estaba pasando me sirvió como material de trabajo”.
Añadió sobre ese mismo hecho: “Yo puse todo, todo en el entrenamiento, eso lo que hizo fue hacerme conocer qué rango tenía emocional para poderle brindar a los personajes y ese sufrimiento por el que estaba pasando fue lo que usé para las clases…”.
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Margarita Rosa de Francisco dio el estribillo final sobre su ruptura y la tusa por Vives, estando ya lejos de Colombia y buscando alejarse de todo lo relacionado con este: “No, no, no, no era espantoso! De verdad que era espantoso porque yo tenía que ir a pie, a mi clase, a mi escuela y pasaba por una calle que tenía los afiches empapelada con los afiches de él. No la pasé bien…”.