Surcan los cielos en jet privado, sin pertenecer a familias adineradas tradicionales, ni mucho menos al narcotráfico. Son los nuevos ricos de Colombia: jóvenes atractivos y llenos de talento.
Pensemos en el pasado de J Balvin. ¿Quién se habría imaginado que llegaría a convertirse en uno de los hombres ricos del país cantando reguetón? Pues lo logró. Lo mismo podemos decir de Maluma o de James Rodríguez. Los nuevos ricos de Colombia se caracterizan por seguir viviendo sus vidas con el estilo de la clase media, sin aspirar a convertirse en refinados o sofisticados.
La ventana para que todos conozcamos sus costumbres son sus cuentas de Instagram, en donde al lado de sus mansiones, hoteles de lujo y ropa de marca, muestran su vida familiar y sus costumbres, que distan mucho de las que suelen tener los ricos tradicionales del mundo. Es una manera de mostrarle al mundo que siguen siendo muchachos humildes, con un gigantesco poder adquisitivo.
Los nuevos millonarios de Colombia no quieren pertenecer a la aristocracia europea ni demostrar el dinero asociado al glamur o a la sofisticación. No muestran rígidas familias con mesas elegantes para sus grandes cenas, ni se ven en el derbi o asistiendo a las grandes galas. Vemos que su vida sigue siendo la misma, muy lejos de los millonarios de otro momento que soñaban, y lograban, acercarse a la realeza. Ven el dinero como un fin para darse gustos, sin que cambie su nivel sociocultural, al que siempre hacen énfasis.
Para destacar el cambio de estilo de Maluma, que sí se muestra como un joven sofisticado casi siempre, se nota que tiene un gran asesor de imagen. En el caso de James, pues es más bien reservado en su vida privada y nunca aparenta. Con J Balvin podemos ver cómo romper la etiqueta y cómo lograr verse como en un bus de transporte público, así este viajando en avión privado, algo que no supera, es una de sus publicaciones favoritas. Yo no he visto nunca a Justin Bieber en el avión entre una ciudad y otra.
Es muy positivo ver que se puede llegar, así sea con ejemplos que se cuentan con los dedos, a entrar en el selecto mundo de los millonarios. Sofía Vergara, a pesar de vivir en la crema y nata, sigue haciendo fiestas con papagayos y fritos costeños. Eso es no perder la esencia en un mundo que siempre ha estado dominado por las apariencias.
Por
Sergio Barbosa