César Augusto Londoño, quien, a pesar de haber estudiado arquitectura, se inclinó desde niño por  el mundo informativo, se ha convertido en uno de los referentes del periodismo deportivo en Colombia.

Cuando estaba en el colegio tenía un periodiquito llamado ‘El globito’, lo repartía cada mes en los torneos nacionales de tenis, desde temprana edad quise ser periodista, sin embargo, no había esa carrera, por lo que estudié una carrera creativa que me gusta, por eso soy arquitecto, incluso, tenía una beca para estudiar economía en Boston, aun así, preferí arquitectura”, contó César Augusto.

En 1998 contrajo matrimonio con Adriana Suárez, con quien tiene un hijo. De aquella ceremonia no sólo quedaría marcado con un recuerdo en su mente, también una marca en su mano. “Quería un símbolo de unión que fuera un poco más potente que los anillos, pues no me gustan; por eso se me ocurrió lo de las pulseritas de oro, el día que las mandamos soldar se paró la producción de Sterling, se sueldan a 1200 grados centígrados, además hay que poner una especie de manilla de asbesto para que no quemen, a mí logró afectarme, me aguanté el quemón (risas), por eso no me la he quitado, sigo con la ‘argolla’ desde ese día”.


“David es mi gran amigo, me enseña algo nuevo todos los días, me siento muy orgulloso por todo lo que hace”

Manizales se ha destacado por sus ferias y fiestas, por realizar temporadas taurinas en donde participan diferentes toreros con un amplio recorrido, sin embargo, en algunas fiestas de beneficencia e integración utilizan novillos para vivir la experiencia de torear un instante; Londoño no es la excepción, lo intentó y tuvo un mal rato. “Alguna vez en una fiesta para beneficencia en Manizales soltaron unos novillitos, para ayudar a la obra, yo estuve toreando, casi salgo averiado porque un toro me empitonó por la pierna y sufrí un golpe bastante fuerte”.

Muchas veces los hijos buscan ser como sus padres, todo depende de lo que les enseñen desde jóvenes, además, como se dice popularmente, ‘de tal palo tal astilla’. “Mi hijo David tiene 28 años, estudió cine, lo veo con relativa frecuencia, alrededor de cuatro veces al año, él vive en México, trabaja en una empresa de producción digital, además escribe y ayuda a la mamá con sus libretos de televisión, también se dedica a hacer guiones de cine. Él es mi gran amigo, me enseña algo a diario, tengo contacto con él prácticamente todos los días, estamos en permanente relación, es un hijo maravilloso, me siento muy orgulloso de él por todo lo que hace, ha hecho y significa para mí”, narró.

A pesar de la distancia entre César y David, él no deja de aprender de su hijo, de verlo como el niño pequeño al cual llevaba en sus brazos, de verlo como el joven al cual apoda ‘Flaco’. A pesar de la distancia, César no deja de pensar en su compañero de viaje, en su amigo de aventuras.

Hay que ponerse un poco en la piel de los hijos, la vida cambia, el mundo cambia de una manera vertiginosa, la juventud de hace 20 o 30 años no es la misma que hay hoy. Hay cambios radicales, el mundo te ofrece otras alternativas, por eso hay que ponerse en la posición de ellos sin dejar de educarlos, la mejor manera de enseñar es con el ejemplo”, concluyó.

Periodista:
Andrés Chaparro Acosta