Vivimos en una sociedad llena de cánones de belleza que limitan nuestra felicidad y nuestra autoaceptación, pero la mente es más fuerte de lo creen y debe convertirse en un escudo para afrontar esas situaciones.

 

Amarnos se ha convertido en el mayor problema de la sociedad. Ante nuestros ojos nos dan referencias de “perfección” que nos minimizan cada vez más y nos llenan de miles de miedos para ser aceptadas en círculos sociales. ¿Pero qué pasa con nuestra autoaceptación, qué pasa con nuestras charlas matutinas frente al espejo para llenarnos de halagos y sentirnos poderosas y poderosos? Hemos ido, poco a poco, soltado nuestra mente para que se convierta en una espada de doble filo, nos atacamos sin sentido, cuando esta debe ser nuestro escudo de protección.

En varios artículos de psicología encontré información valiosa que me parece muy significativo compartir con ustedes, para que aprendamos a amarnos y a ser felices.

El primer paso, la aceptación

Es un lujo ser diferentes a todos los demás. Esto se convierte en el sello de la personalidad, pero aceptar nuestro cuerpo debe convertirse en el pilar de este proceso. La aceptación es el paso previo al amor y, aceptar el cuerpo, requiere cierto tiempo. Aprender a aceptar las emociones y pensamientos asociados a nuestro cuerpo es el primer paso para que éste no represente una amenaza. ¿Puedo mirarme al espejo y decirme, “no me gustan mis muslos”, “no me gustan mis dientes”, pero los acepto tal y como son?

Aceptar la realidad no significa que tengas que amarla o que te tenga que gustar, se trata de convivir con ella soltando la tendencia a negar, rechazar o evitar, simplemente, se trata de aceptar tu cuerpo. En el rechazo es donde está la raíz del sufrimiento y es eso lo que tenemos que trabajar, empezando con la aceptación y, tal vez, más adelante, llegando a amar alguna parte de nuestro cuerpo, o todo.

Tus cualidades a la luz

No todo puede ser malo, alguna parte de tu cuerpo debe ser la preferida. Pues bien, saca lo mejor de ella y así te sentirás más en confianza. De la misma manera que cuando uno consigue un trabajo que le gusta sale a celebrarlo y habla de ello, recréate con lo que te gusta de tu aspecto. Si eres capaz de detectar esas cosas que te resultan agradables de ti, dales espacio, subráyalas. Por ejemplo, si te gustan tus hombros, busca ropa que los deje al descubierto. Si te encantan tus labios, píntatelos, disfruta de ti.

Ámate

Es el paso más gratificante, te llenará de felicidad. Lo mejor es que lo puedes hacer todos los días, a la hora que quieras y por el resto de tu vida. Levántate con la mejor energía, abrázate, mira al espejo, mira tú reflejo y recuerda lo maravillosa y maravilloso que eres. No duden de sus capacidades, de su físico o de su mente, cada día es para estar orgullosos de los que somos. Y sí, no todos los días son bonitos, pero aprendan a reírse de esos momentos difíciles. Les dejo esta frase que aprendí de una persona maravillosa: “si no pueden amarse, como van amar a alguien más”.

Destacado

  • Antes de que surja el amor hacia nuestro cuerpo, tenemos que aprender a convivir con él aceptándolo tal y como es.
  • La relación con nuestro cuerpo tiene mucho que ver en cómo nos relacionamos con nosotros mismos, tiene que ver con nuestra autoestima, con nuestros valores, con nuestras experiencias vitales.

 

Por: Antonia López

Datos de: “Aprende aceptar el cuerpo” de la Psicóloga Mireia Hurtado.