Nació en 1952. Cuando era chico, se vio rodeado de mucho amor por un gran número de personas, ya que Euclides tiene 9 hermanos. “Mis padres ya fallecieron, a raíz de eso, el contacto con mis hermanos disminuyó, aún hablamos, pero no con tanta frecuencia como antes. Nuestros padres nos dejaron la herencia de tener buenos valores, de respetar al prójimo, de ser serviciales con las demás personas”, contó con orgullo.

Vivió la niñez en su tierra natal, Villa de Leyva. Allí tenían el honor de contar con un entrenador de fútbol y cada pequeño debía llevar un determinado número de piedras al instructor para que este le permitiera entrenar con el equipo del pueblo. Desde ese momento, Euclides empezó a experimentar cierta atracción hacia el fútbol, pateando balones de cuero en diferentes potreros, balones que cuando se mojaban, golpeaban duro, se complicaban para dominarlo, pero permitían que desarrollara sus habilidades y mejorara el control sobre el mismo.

Se destacaba por jugar de lateral izquierdo, siempre proyectado al ataque, ayudando a sus compañeros a anotar la mayor cantidad de goles posibles. Hizo parte del equipo ‘Boyacense F.C.’, club que competía, en aquel entonces, en la Liga de Cundinamarca. Tener competitividad en canchas de buena gramilla, con equipos de talento y con una organización estructurada, ayudó para que el equipo donde jugaba ‘Eu’, fuera creciendo cada día, para enfrentar los partidos que se acercaban.

“Yo era el más pequeño del equipo, era el mimado, por ello me daban la proyección de ir al ataque siempre, nunca defendía. En ese tiempo el fútbol era más abierto, no había tanta marca; de los 11 jugadores, solo 3 estaban en la zona defensiva, el arquero y dos centrales más; el resto de los jugadores nos ubicábamos en el medio campo, listos para atacar y en la delantera, listos para definir. Es por eso que se veían goleadas monumentales, de 10 o 12 goles por partido”, narró entre risas.

Una vez llegó a Bogotá, logró formar parte de River Plate, club que patrocinaba el legendario equipo argentino del mismo nombre. Allí duró 4 años vistiendo la camiseta del equipo, compitiendo en diferentes campeonatos y luchando por mejorar, cada mañana, su nivel. Buitrago solo vistió estas dos camisetas: Boyacenses F.C. y River Plate. Una vez terminó sus entrenamientos con el equipo de la banda cruzada, decidió dar un paso al costado para el juego, prefería enseñar a los niños lo que aprendió desde que llevaba las piedras para jugar en Villa de Leyva. Se convirtió en el director de la Liga de Bogotá, guiando a los niños por el camino del deporte, siendo testigo de grandes goleadas en la ciudad, viendo cómo Santa Fe caía derrotado en la preinfantil con resultado abismal de 12-2. Era testigo de cómo le complicaban los partidos a Millonarios, de cómo se veía el buen fútbol desde tan corta edad.

“No teníamos el suficiente apoyo para el equipo, nos tocaba entrenar en unas canchas llenas de barro, a veces en una cancha algo decente, pero muy pequeña. Nuestros contrincantes tenían la opción de entrenar en canchas propias, con un césped cuidado, con la dimensión reglamentaria, pero así, nosotros sacábamos los partidos adelante, mis niños seguían las instrucciones, jugaban bien, dejábamos en alto el nombre de Soacha”, recitó.

Don Euclides se encargó de organizar campeonatos en Soacha que fueran exclusivamente para los niños, los llamó ‘Mundialitos’ y ‘Copita América’. Luchaba para que los niños del municipio lograran alcanzar sus sueños de ser futbolistas, sin embargo, quedó dolido al ver que fue al único al que le cobraban el alquiler del Estadio Luis Carlos Galán Sarmiento para que los más chicos tuvieran una integración deportiva.

Además, es considerado por ser un hombre que formaba talentos de la Ciudad del Dios Varón, siendo innovador, porque además de formar el ‘Mundialito’ y la ‘Copita América’, fue el primer personaje que en Soacha organizó un campeonato sin árbitro, sin una autoridad que estuviera condicionando a los muchachos por hacer faltas y verse en la obligación de mostrarles la cartulina amarilla o roja.

Don Euclides Buitrago trabaja en una oficina de viajes en la región del Tequendama. Con su esposa se dedican a organizar el tour para las personas que se dedican a visitar esta hermosa región. “El Tequendama es algo muy bonito, se encuentran lugares maravillosos para ir en familia, para ir con amigos, nosotros nos encargamos de organizar todo lo que se necesite para que los visitantes se sientan a gusto y se lleven del lugar un grato recuerdo”, narró con una enorme sonrisa.

Euclides hoy vive tranquilo junto a su familia y vive el fútbol a través de su querido Millonarios, soñando con volver a conformar un club con sus amigos para volver a forjar talentos en el municipio y competir con la bandera de Soacha, y esperando que se valore el deporte como un camino para que los niños y jóvenes desarrollen habilidades físicas y sociales aplicables a sus vidas, además de lograr encontrar nuevos jugadores que tengan la oportunidad de trascender al fútbol profesional.

DESTACADOS:

  • “Nuestros contrincantes tenían la opción de entrenar en canchas propias, con un césped cuidado, con la dimensión reglamentaria, pero así, nosotros sacábamos los partidos adelante”
  • “Yo era el más pequeño del equipo, era el mimado, por ello me daban la proyección de ir al ataque siempre, nunca defendía.”

 

Redacción: Andrés Chaparro AcostA @Andres9C4 | Edward Castro Velásquez @EdwarcastroV