La segunda entrega de hombre hormiga es más divertida que la primera, tiene más acción y sobre todo… Más melodrama de familia.
Puede contener spoilers.
Años después de lo sucedido en Capitán América: Civil War y antes de Avengers: Infinity War, nos presentan a Scott Lang/Ant-man (Paul Rudd) cumpliendo una pena de dos años de arresto domiciliario, tiempo que aprovecha para pasar con su hija Cassey. El doctor Hank Pym (Michael Douglas) y su hija Hope/The Wasp (Evangeline Lilly) tratan de encontrar a Janet Van Dyne (Michelle Pfeiffer), esposa de Pym, que se encuentra recluida en un Reino Cuántico. Al tiempo que la villana Fantasma (Hannah John-Kamen) busca a Pym por una deuda que le quedó pendiente a este con el padre de ella.
No es de esperarse que una cinta de Marvel puede ser comparada con la telenovela colombiana Padres e hijos (claramente no tienen nada que ver) y aunque a primera vista no lo parezca, toda la trama de El Hombre Hormiga y La Avispa gira alrededor de las relaciones padre- hija: Scott y Cassey, Hank y Hope y por último la villana Fantasma quien pierde su padre en un accidente de laboratorio y encuentra refugio en Bill Foster (Laurence Fishburne), un antiguo amigo de Hank, que la adopta.
Esto no es necesariamente malo, Marvel ha logrado humanizar a sus superhéroes otorgándoles esta clase de conflictos, aunque esta vez se desfasa un poquito en el drama. Sin embargo, Ant-Man no es solo eso. Lo que vimos en la primera película se ha solidificado grandemente con la segunda. Esta es una película que tiene todos los contrastes. Es como una torta con muchos ingredientes que Peyton Reed, como director, supo combinar muy bien.
Por una parte, las secuencias de acción de Ant-Man y su compañera The Wasp fueron únicas, verlos juntos como superhéroes y como amantes es refrescante. Además, los trucos de disminuir y aumentar de tamaño no pueden ser más geniales. Hot Wheels en tamaño real, edificios que se encogen, Scott Lang alcanzando grandes magnitudes y viajes por portales Cuánticos son parte de eso.
Es, precisamente, el viaje por el portal Cuántico una de las mejores partes del filme a cargo de Michael Douglas. Ver a un hombre que una sola vida ha viajado por el tiempo (Back to the future, 1985) y también se ha hecho más pequeño que un átomo para buscar a su esposa en un diminuto Reino uántico desconocido da cuenta de lo mágico qué es el cine.
Por otra parte, el humor es equilibrado: no es para morirse de la risa toda la película, pero sí para hacerla muy divertida. Michael Peña encarnando a Luis se hace el papelazo como comic relief, junto a sus compañeros el rapero T.I. Harris y David Dastmalchian. La secuencia de Luis contando una historia con todos los detalles es imperdible y muy bueno que la hayan rescatado de la primera parte.
Sin duda uno de sus puntos débiles es el exceso de villanos. Tras Scott Lang, Hank y Hope estaba la policía y el traficante de tecnología Sonny Bursh (Wolton , muy funcionales para el filme, pues contribuyeron a que la trama se fuera haciendo cada vez más compleja y las persecuciones muy cómicas. Pero fueron distractores para que la verdadera enemiga de Ant-Man y the Wasp tuviera el protagonismo. Fantasma, uno de esos villanos que no puedes odiar completamente porque sus motivaciones no son completamente malvadas.
Lo mejor de todo: la muy esperada escena postcréditos, pues tal vez podría aclararnos algo después de lo sucedido en Avengers: Infinity War. Quizá no aclara mucho, pero sí deja la historia de El hombre hormiga y la Avispa en un punto muy alto.
En conclusión, la película es buena, la mejor secuela de Ant-Man que Marvel pudo hacer, algo melodramática y con un exceso de villanos, pero divertida.
Redacción:
Daniela Reyes Angulo