El espíritu en pena de un hombre que habita la Terminal de Transportes del Sur
La presencia de un fantasma que atormenta la tranquilidad de la noche delos trabajadores de la Terminal de Transportes del Sur, es un tema que se ha convertido en una preocupación grande para algunos de ellos.Es por eso que en esta crónica estarán contemplados algunos aspectos delo que ha pasado con José María Farfán, un trabajador del lugar,al que hace ya más de dos meses, este fantasma ha espantado su calma y la de sus compañeros.
José María Farfán alcanza a notar la presencia de alguien dentro de las literas que conducen al pasillo de la administración de la terminal. Es un hombre, indica.No deja ver su rostro, a duras penas puede reconocer la figura por sus hombros anchos y su pelo corto. Sí, es alguien que no quiere ser descubierto en la terminal de transportes del barrio Jardines del Apogeo,en el sur de Bogotá.
José María lleva en su cuello una gargantilla en donde carga dos imágenes, una de la Virgen María y la otra de Jesucristo, símbolos que lleva a diario para su protección. Como cualquier otra persona, lleva una vida muy tranquila y aunque tiene uno que otro problema con su ex esposa, no hay nada que le quite la calma. Pero en los últimos meses no ha podido conciliar el sueño por culpa de algunos acontecimientos particulares que han sucedido en el lugar en donde trabaja como celador hace más de dos años.
José María o como le dicen algunos de sus amigos, Joselito, ha vivido toda su vida en el barrio Jardines del Apogeo, un barrio concurrido, en la localidad de Bosa.Allí vive con su esposa Mariela, con Leidy, su hijastra de 8 años,y con Camilo, su hijo, de apenas unos meses de nacido. La familia Farfán Méndez vive en una pequeña casa a mitad de una cuadra que conduce a la Autopista Sur, cerca de la terminal de transportes y del cementerio El Apogeo.
Farfán trabaja desde hace dos años en la celaduría dela terminal, su turno empieza a las diez de la noche y va hasta las seis de la mañana, pero hace dos meses sucedió lo que nunca creyó,la aparición de un fantasma, en medio de la noche, por el costado de las oficinas administrativas. Lo que comenzó, por un momento, como una sombra ocasionada por la luz de la luna, resultó ser una aparición del perfil de un hombre que se esconde tras las literas de esa sección. Su rostro es imperceptible, es como si quisiera no dejarse ver.
Con el paso de los días, la aparición de esta sombra se ha hecho constante, aunque no solo Farfán la ha visto, otros compañeros del turno de la noche también han observado la misma presencia y, además, han escuchado gritos de mujeres y llantos de niños que vienen del costado del cementerio que se encuentra en la parte posterior de la infraestructura de la terminal, separado tan solo por una larga pared.
Las cámaras de seguridad del sector muestran en varias tomas, de diferentes días, sombras que se mueven por todo el parqueadero del primer piso y que se esfuman sin dejar algún rastro. José María,cada vez que siente la presencia de alguno de estos fantasmas o la aparición de estos seres en pena, se entrega a sus oraciones, aunque ahora ya ha dejado el miedo de lado, a lo único que le teme es a que él o su familia puedan ser atacados por alguna de estas presencias,pero confía en su fe que, dice, le ayuda a convivir todos los días con las almas en pena de la Terminal de Transporte del Sur.
Escrito por: Luis Vasquez