Frank Martínez ‘El flaco’ y el karma de tener un Cupido con parkinson

Haga esta operación: Una delgadez que impedía que hasta un zancudo se lo comiera, sume la fuerte atracción por las mujeres fuera de lo común o en palabras de él, por la mujeres locas; multiplique el fetiche por las pelirrojas, eleve al cuadrado un amor por Bukowski y Calamaro,  reste cierta afinidad por las letras de Ricardo Arjona; dividida esa capacidad innata de hacer reír auditorios, pero sentirse a gusto en la soledad… Como resultado obtendrá un Frank Martínez o siendo exactos y como las matemáticas lo exigen, tendrá el humorista Frank Martínez ‘El flaco’.

Su existencia en sí misma ha sido una comedia constante, cuyo guion pudo ser escrito por la pluma de Molière. Sus puestas en escena, sus anécdotas y chistes no necesitan narrar la vida de un tercero, basta con la suya para tener repertorio y si hablamos de amor, ese espacio parece una canción de Santiago Cruz.

 

¿Cómo es eso que le tocó un Cupido con parkinson?
Lo digo básicamente porque no he tenido relaciones tan largas o no sé si es por la época que ahora nada dura y todo tiende a hacerse por redes sociales y los periodos de vida de las relaciones son más cortos. De las poquitas relaciones que he tenido y con lo poco que han durado, me ha ido como un culo (risas) por eso digo o este man apunta muy mal y a la que le da no me conviene… debo mejorar el filtro.

Cuéntenos un poco de esa primera decepción amorosa
La primera realmente importante fue en la universidad. Mi novia me llevaba cinco años y entonces me tocaba estar a la edad de ella, acostumbrarme a su ritmo de vida y que ridículamente no me viera tan niño, pero yo era una gueva, habían cosas en las que yo quería aparentar y no me daba, por ejemplo en el tema sexual (baja la voz), pues… es que ella era medio ninfomana y yo ahí como con vergüenza. A veces uno estaba en el motel y escuchaba esa gritadera en la alcoba de al lado y pensaba ‘si quieres pasate para allá y vuelves ahora más tardecito (risas).

Esa fue la que más duro me dio porque el despecho siempre me duró como año y medio y yo solo tenía 18 añitos.

Después de ese primer fracaso amoroso ¿en qué momento se percató que Cupido no estaba de su lado?
Es que yo he tenido ¿cómo llamarlo? Como el modus operandi de que me gustan solo locas, porque me parece que hay más adrenalina en una relación, pero también se pelea mucho, entonces me toca poner en una balanza ¿quiero sentirme emocionado todos los días y estar a la par peleando? Es que a a veces he dado con personas calmadas y me aburro, precisamente porque he estado acostumbrado a la adrenalina y cuando estoy con una persona tranquila me pregunto ¿entonces ya? ¿y qué, no hay nada más?

Además de “las locas”, también tiene un gusto por las pelirrojas…
Sí, ese es mi fetiche.Yo jodía mucho por redes sociales diciendo que en algún lugar del mundo había una pelirroja esperándome y una vez logré conocer una y hasta ese momento era la única y yo me dije ‘sí o sí es esa, ya la conocí y no puedo dejarla pasar, así me toque echarle burundanga’ (risas). Empezamos a salir, ella vive en Bogotá, estuvimos un año y Viva Colombia fue la celestina de esa relación.

¿Y qué pasó?
Ay no, no me haga encharcar los ojos (risas). No, una relación de lejos es muy teso sostenerla y en un fin de semana nos tocaba hacer todos los planes acumulados. Entonces imagínese comer helado, churrasco, bailada, ir a cine y no, así es muy complicado.

Con tantas decepciones a cuestas ¿qué recomienda para pasar una tusa?
No pagar los servicios públicos, no tener energía, ni wi-fi, no escuchar música. ¡Uy es que es terrorífico! A uno todas las canciones le salen. Puede que uno esté bien y escucha ciertas canciones y de inmediato se siente mal y uno es ‘¿qué me pasa si yo estaba bien?’ y es llorando. Es que mire, uno escucha Santiago Cruz y de inmediato se pone triste.

No escuche música, no tome y si va a tomar,
aléjese del celular.

 

Bueno y con tanta experiencia ¿cómo corteja a una mujer?
¡El humor! El humor es lo que me ha salvado de tener esta cara (risas). Que omitan un poco el físico y que digan ‘por lo menos el bobo me hace reir. Esa es la clave, el humor y el ron o el vodka ¡uy sí, el vodka! Mejor el vodka, porque usted le dice a una mujer ‘vamos a tomar ron’ y ella ya se pellizca y te dice que estás malinterpretando las cosas, pero con el vodka no, a ella les gusta y esa vaina coge muy bueno (risas).

¿A quién invitaría a un vodka?
A mi novia, amor si lees esto te invitaría a ti. Yo soy muy respetuosa, yo tengo novia. Incluso cuando me mandan fotos, yo ahí mismo ‘amor mirá, qué pereza,
borremos esas 36 b’.

Ya que menciona a su novia ¿a ella no le molesta que en sus rutinas mencione a sus exparejas?
Sí, pero igual eso lo hablamos mucho porque ese tipo de chistes gustan mucho, además yo he hecho públicas las relaciones y la gente identifica a la pelirroja o a la tacaña. Por ejemplo con la que tengo, llevamos un año y no he hecho un solo chiste, pero es para que haya estabilidad. ¡Váyase y verá la rutina que le hago! (Risas). Mentiras, es algo que se habla porque no debe ser cómodo y trato de ponerme en los zapatos de ella.

Para terminar ¿qué opina sobre el día de amor y amistad?
Para los tacaños, es una fecha comercial (risas), pero realmente no me gusta casi, los moteles son muy llenos. Mentiras, no me gusta porque me parece muy peye que todo el mundo le diga solo ese día a su pareja o alguien que es especial y el resto del año sean como si nada. Por ejemplo, para todos el lunes es un día de ‘qué pereza’, inicia la semana’, entonces con mi novia, trato que los lunes sean una cosas de locos porque nadie espera algo un lunes. Es mejor camellarle a la relación todos los días.

Por
Duver Alexander Pérez