Existen personas que nacen con el “toque divino”, que vienen al mundo luego de ser creados con un molde inigualable y cuyo único destino –si este existe– es brillar en esa labor, profesión u oficio que desde arriba se les encomendó.
Este es el caso de Mariana Pajón, quien, a la fecha, aparenta ser única en un deporte en el que pareciera que se pedaleara por tener el honor de escoltarla cuando cruce la línea de meta en primera posición.
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Aprovechando su pequeño paso por este país, para una competencia nacional, conversamos en exclusiva con la única colombiana que goza de tener tres medallas olímpicas en casa.
Mariana, ¿por qué después de haber logrado todo lo que has logrado, sigues compitiendo en las copas nacionales?
Sí, yo he logrado cosas muy bonitas en mi carrera deportiva, pero sigo siendo Mariana, la niña que soñaba con llegar a algún lado cuando montaba en Belén, y uno no se puede olvidar de su esencia. Las carreras nacionales y las carreras locales ayudan a ser mucho mejor.
¿Cómo es recibir el cariño de tanta gente externa del BMX en este tipo de eventos?
La verdad yo no dimensiono. Yo cierro la puerta de mi casa y soy Mariana, a la que todavía la mamá le echa cantaleta, la que tiene que hacer aseo, la que tiene que tender su cama…, a veces uno no dimensiona y más cuando se tiene tanta atención.
En el año 2000 obtuvo su primer título en una competencia que se realizó en Argentina, donde era la única mujer.
Yo no me prepare para eso, mi sueño era ser campeona olímpica, pero nunca me prepararon para lo que venía después y eso hace parte del combo; a veces es una responsabilidad muy grande y tuve que aprender.
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¿Qué es lo más loco que te ha dicho un admirador?
Hay una anécdota muy linda que me sucedió con un secuestrado, que gracias a Dios volvió con su familia. Él me mandó una carta en la que me contó que escuchó lo de las medallas olímpicas mientras estaba secuestrado y que solo se sentía orgulloso de ser colombiano cuando yo ganaba…, que yo le daba cierta esperanza de que las cosas sí podían ser mejores y que él podía seguir soñando, incluso estando en cautiverio.
Esa historia me impactó por muchos años.
Mariana, ¿cuándo fue la última vez que competiste en Colombia y no te llevaste a casa la manga tricolor?
¡Wow! No me acuerdo (risas). Yo hace poco contaba que cuando niña, corría muchas categorías con hombres y creo que fue ahí, con los niños. En mi categoría, élite, mi primer título fue cuando tenía 12 años, creo que desde ahí no pasa.
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Mariana, ¿cómo te gustaría ser recordada en unos años?
Me encantaría que vieran a una persona normal, a una persona soñadora que luchó por ese sueño y que persistió hasta conseguirlo.
Mariana sufrió una fractura de clavícula cuando tenía cinco años, por lo que su familia dudó en dejarla continuar practicando el BMX, pero al final decidieron apoyarla.