Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) han afectado la sociedad durante siglos, y en MásQver queremos preguntarte: ¿prefieres la apariencia o una buena salud?
Los TCA son un conjunto de enfermedades que atacan a las personas y pueden producir padecimientos mentales que logran ocasionar problemas físicos de gran magnitud.
Para hablar de todo lo que abarcan los TCA es necesario identificar y tener en cuenta cuáles son los tipos que más se conocen.
Con la ayuda de expertos profesionales de la salud se pueden identificar cuatro, como los más comunes en la sociedad, sobre todo, en jóvenes adolescentes.
Estos son: el trastornó de pica, la rumiación, la vitación (bulimia y la anorexia nerviosa) y el trastorno por atracones.
Partiendo de esta información, el personal de salud da a conocer que para poder ayudar a estos pacientes es necesario buscar la raíz del problema.
Ya que en muchos de los casos lo que se conoce como “detonante” viene desde la adolescencia.
Docentes, padres de familia e incluso los jóvenes, admiten que, durante el proceso de la adolescencia, justo después de la pubertad.
Se generan cambios en los cuerpos de las personas que son de vital importancia para su desarrollo personal, es allí donde puede nacer este problema.
Cuando pasan por todo este camino, aquellos comentarios que escuchan, las personas que ven frecuentemente y las modas “alimentan” sus inseguridades.
Es necesario identificar a tiempo estos trastornos, para evitar hospitalizaciones, depresiones, intentos de suicidio, entre otras dificultades.
Cada persona y cuerpo es diferente, y por ello es necesario aprender a amarse sin parámetros o medidas sociales que solo destruyen a las personas.
Te dejamos unos pasos que puedes implementar si conoces o padeces de algún TCA.
- Educar y fomentar una alimentación saludable, sin caer en extremos.
- Promover una actividad física moderada, que idealmente involucre la socialización.
- Favorecer la construcción de una autoestima adecuada.
- Evitar poner un excesivo énfasis en el peso y la figura.
- Informar a los hijos que no es recomendable hacer dietas, porque muchas de ellas son contraproducentes.
- Evitar que los jóvenes realicen dietas agresivas, porque estas suelen ser el punto de entrada a los trastornos alimentarios.
- Comer en familia en forma regular, evitando los conflictos.
- Frente a la evidencia de dietas inapropiadas, preocupación excesiva por el peso, baja o incremento importante de peso, indagar cuanto antes con un especialista.
- Estar atentos a los sitios de internet que visitan las adolescentes.