¿Qué es el arte? ¿Un libro en medio de unos adobes que desalinea la estructura de una edificación? ¿Una sala donde una sinfonía que evoca a Dante y su travesía por el infierno, el purgatorio y el paraíso? ¿Una estantería de libros vacía? ¿Una pared de colores, tres ventiladores y una bandera gris?

Esa es la invitación que hace el Museo de Arte Moderno de Medellín (MAMM), para que sus visitantes no salgan con respuestas luego de caminar por sus salas, ver sus obras, sentirlas, e incluso, ser parte de algunas de ellas, sino para que, por el contrario, gracias al arte, quien por allí pasa, se haga múltiples preguntas.

Desde el pasado 27 de marzo, ‘Pasado tiempo futuro: Arte en Colombia en el siglo XXI’, se tomó el MAMM y estará en exposición hasta el 14 de junio.

Signos cardinales: A través de un atlas de geografía humana, Libia Posada muestra el cuerpo humano como una representación de la experiencia y, a través de ese recorrido, trata de humanizar las cifras de desplazamiento y desaparición que ha afrontado el país.

Escuelita del mal: A través de un cuestionamiento a nuestro sistema educativo, Paulo Licona y Choneto, hacen una invitación a expresarse. A tirarle una tiza al docente, a escribir en la pizarra un ‘hijueputazo’ o simplemente decir lo que piensa… ¡Hágalo! Aquí no lo van a reprender.

Ewaipanomas: “Volver extraño lo que es natural o cercano”, esa parece ser la premisa de Juan Sebastián Peláez con su obra. Toma a grandes figuras contemporáneas y los convierte en seres mitológicos de la Guyana colonial, cuya cabeza se ubica en el torzo.

Lifeline (línea de vida): 4000 botellas de vidrio penden de hilos, representando, para María José Arjona, el cuerpo en su constante devenir animal.

CMYK: Interesada por el consumismo, la publicidad y el sistema económico, Adriana Martínez realizó un mercado teniendo como base los colores. ¿Conclusión? El carrito azul es mucho más económico que aquel de color rosado.

Por: Duver Pérez