Las redes sociales han transformado radicalmente el concepto de la conquista. Atrás quedo la época de enviar flores, chocolates o dedicar serenatas. Recientemente estaba, casualmente, con mi mamá, que pertenece a la generación de los años sesenta y fuimos a un bar. Cuando vio el escenario y a todo el mundo de pie me preguntó: “¿Por qué todas las muchachas están de pie?”. Yo le conteste: “Normal, así es un bar”, entonces me dijo: “¿Y es que esas jóvenes no se valoran? En mi época, si un  muchacho me invitaba a salir, sabía que tenía que reservar una mesa para que pudiéramos compartir en la disco o en el lugar a donde fuéramos”.

Pues esta es solo una muestra de lo que está sucediendo con las citas. Ahora, con las aplicaciones de encuentro casual, es posible analizar  fotografías, estilo de vida, hasta ubicación de la persona que despierta el interés. Si se concreta la cita, generalmente, el paso al encuentro íntimo casual puede ser inmediato. Así, las posibilidades de enamorarse de una manera romántica se reducen notablemente, más en casos de segundas oportunidades, pues las personas separadas o acostumbradas a una vida social agitada, cada vez buscan menos compromisos y muchas veces desahogan esos sentimientos de manera virtual, en relaciones sin sentido, a través de las pantallas de sus teléfonos inteligentes.

Los amores prohibidos en las oficinas también son otra alternativa. Cada vez más, se crean estas relaciones que muchas veces son inducidas por posiciones de poder y por la cercanía de los  personajes en ambientes de trabajo, pues muchas veces se comparten más intereses comunes y el encuentro es más cercano a lo que fue el cara a cara de otra época.

El amor es un territorio en el que se debe pensar que se debe trabajar a largo plazo, con estrategias orientadas a la tolerancia y a la convivencia, y en donde el respeto es fundamental. Es así como se construyen relaciones sólidas y duraderas.

La facilidad del encuentro a través de las redes sociales, hace que cada vez sea más sencillo conocer personas con quién compartir unas experiencias breves de enamoramiento, pero mientras más suceden este tipo de compromisos a corta duración, menos posibilidades se dan para construir verdaderas relaciones. Los casos son excepcionales y ocurren, pero, generalmente, para encontrar el amor, se requiere mucho más que la intención de búsqueda por medio de una aplicación.

Ya nadie se muere de amor, pero qué romántica resulta la idea. Mi recomendación es actualizarse, nuevamente, con las grandes historias de amor de los clásicos de la literatura, para ver si logramos desaprender un poco de este torbellino en el que estamos, por causa de la conectividad.

Escrito por: Sergio Barbosa